CASO SCOUT: CRITICAMOS PORQUE HEMOS SIDO PARTE

EL GRUPO SCOUT NACIÓ CON UN FIN ESPECÍFICO

Nuestro grupo scout nació el 21 de marzo de 1964 de la mano de Ubaldo Pellarini y con un reducido plantel de jóvenes que al principio no tenían idea de lo que se trataba. Raúl E. González, Horacio González (los recuerdo pues son mis hermanos) fueron de los primeros que se arrimaron al grupo. Hicieron sus experiencias, sus pequeños campamentos en Espinillo y otros lugares cercanos.

AÑO 1966. PATRULLA ÁGUILA.

Cuando llegué del Colegio La Salle de Bs. As. me incorporé al poco tiempo al grupo; era 1966. Tenía una patrulla: Águila, y los integrantes del grupo no pasarían las veinte personas. En 1967 fundé la Patrulla Cóndor de la que fui guía y participamos de un  hermoso campamento en La Balsa.

En 1968 fuimos de campamento a Bailina, cerca de Concordia, y allí hice de ayudante del Jefe de Grupo Pellarini. Debió ser ese año cuando se realizó un emotivo acto donde se construiría con el tiempo la sede del grupo. Allí el cura Bottegal había autorizado la construcción de un edificio y tuve oportunidad de debutar en ese día pronunciando algunas palabras de ocasión…me temblaban las piernas, pero algo dije.

ANO 1967. CAMPAMENTO EN LA BALSA.
En la fotografía Rosita Téntor, Mary Musich, Carlos Romero (Guía Patrulla Águila),  One Padoán, Aníbal González (guía Patrulla Cóndor) y Hugo Zampieri.

No hace falta historiar más. Creo que es suficiente para sentir la necesidad de expresar lo que siento hoy ante tamaño atropello. 42 años de aquel acontecimiento han ido desgranando el rosario de los meses y los años; éxitos, fracasos, alegrías y tristezas fueron impregnando de realidades una trayectoria sin detenciones; y esas realidades fueron cimentando la institución scout, sin fines de lucro, que se hizo sólida en el tiempo y que dio mil servicios a la comunidad de lo que soy testigo.

1967. LA BALSA. ALMORZANDO LA PATRULLA CÓNDOR.
Jorge Tórtul (de espaldas), "Bigi" Ledesma, Fuentes, Aníbal González, Sergio Scaffaro y Rubén Zampieri (fallecido)

De allí que siento el sabor amargo de una afrenta hacia la institución para la que puse un día el granito de arena para sumar a otros miles. Imagino la impotencia de los que siguieron hasta hoy, de los que creyeron y creen en el ideario de Baden Powell. Imagino la bronca ahogada en sus creencias religiosas y me siento liberado al haberme convencido hace mucho tiempo que Dios, el gran arquitecto del universo es norte de nuestras vidas y los curas son en cierta generalidad el reflejo de la consigna hipócrita: "Haz lo que yo digo y no lo que yo hago" 

Ni siquiera pueden resolver sus problemas, sus travesuras escondidas, sus miserias humanas como las de Grassi, entre otros tantos.