Tribuna
de Opinión
LA
CULPABLE ES CRISTINA
POR
ALFREDO LEUCO
Algo
muy fuerte pasó este domingo, pero la Presidenta no escucha ni quiere escuchar.
La
batucada de Sergio Massa fue una editorial construida con cantitos: “Y ya lo
vé/ y Ya lo vé/ es para Cristina, que lo mira por Tevé”. Es que la Presidenta
de la Nación fue claramente la Mariscal de la fuerte derrota que sufrió ayer el
Frente para la Victoria. Los resultados indican que se trató de la peor
actuación tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires desde que
Néstor Kirchner llegó al poder.
El
cristinismo sacó menos votos que el kirchnerismo en el 2009. Y se perdieron
provincias impensables en otros tiempos. Y como si esto fuera poco, la
Presidenta tiene una gran porción de responsabilidad, porque ella fue la que
tomó todas las decisiones. Puso el cuerpo y recibió un voto castigo mucho más fuerte
del que todos imaginaban.
Ella
fue la responsable de la mala praxis de los últimos tiempos en el Gobierno. Del
cepo odioso e ineficaz, de los impuestos al trabajo, de tolerar altísimos
niveles de corrupción y de fomentar el autoritarismo perseguidor hacia todo el
que no piensa como ella. Nadie mas que ella fue la que resolvió designar a
Cesar Milani al frente del Ejército, pactar indignamente con Irán, bancar a Guillermo
Moreno y a Luis D’Elía o aceptar la sociedad corrupta con Lázaro Báez. Fue ella
la que encabezó la ofensiva para domesticar a los medios de comunicación y a la
justicia. Y finalmente, fue Cristina la única responsable de haber designado a
candidatos de muy mala respuesta electoral como Martin Insaurralde, Daniel
Filmus, Juan Cabandié, Norberto Yahuar, Jorge Obeid o los muchachos de La
Cámpora para hacer un papelón en Santa Cruz.
Nadie
la obligó a retar a todo el mundo y a robarle una foto al Papa al que no podía
ver y combatía cuando era el cardenal Jorge Bergoglio. Ella sola se fue
aislando hasta quedarse con los más verticalistas y obsecuentes. Muchos dicen
que su gobierno o desgobierno fue derrochando el capital político que había
construido su marido.
Ayer,
su caída electoral tan pronunciada terminó sepultando los restos del intento de
reelección y tal vez, si no reacciona a tiempo parecer haber llegado el final
para su conducción política que a todas luces fue caprichosa y equivocada. Se
cansó de gritarle a los pocos que se atrevieron a sugerirle alguna crítica, se
dedicó a expulsar a los que se permitían dudar y se creyó la dueña de la
verdad, una soberbia que las multitudes suelen no perdonar.
Anoche
en su discurso, como es su costumbre, tuvo cero autocrítica y no reconoció un
solo error. Filmus perdió porque los porteños son gorilas, Insaurralde porque
era un desconocido y el pueblo se tiene que hacer cargo de los errores que
comete como por ejemplo no votar a las listas que ella dibujó casi en la
soledad de su despacho.
Es
verdad que falta mucho, que recién el 27 de octubre se definirá la distribución
de diputados y senadores, pero, desde el punto de vista político, el
cristinismo retrocedió varios casilleros, pese a que Horacio Verbitsky vaticinó
un 35% de los votos.
Ayer
soplaron vientos de cambio en casi todo el territorio nacional. El oficialismo
nacional perdió en ciudades y distritos en donde siempre ganaba. Hay un llamado
fuerte de atención. Un tirón de orejas fenomenal a la Presidenta de la Nación.
Un cambio de época. La consigna de Cristina fue que en la vida hay que elegir y
más de 7 de cada 10 argentinos eligieron votar cualquier otra lista que no
tenga nada que ver con ella.
Algo
muy fuerte pasó este domingo. Perdieron los dos aparatos más poderosos de la Argentina, el que comanda
Cristina en la Nación y el que conduce Scioli en la provincia. Hubo 91
intendentes que apoyaron a Insaurralde y quedaron colgados del pincel por culpa
de Cristina.
Las
urnas expresaron un hartazgo por tanta altanería y tanta incapacidad para
gobernar. Fue una suerte de grito al oído de una Presidenta que no escucha ni
quiere escuchar. Fue una típica actuación de un mariscal de la derrota.
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