miércoles, 21 de agosto de 2013

PARA RECORDAR: UNO DE LOS TANTOS COMENTARIOS SOBRE EL ARROYO LAS TUNAS

MUCHO SE HA DICHO... NADA SE HA RESUELTO.

HACE TRES AÑOS SE DECÍA:
"EL ARROYO LAS TUNAS, EL "RIACHUELO" DE PARANÁ
A pesar de anuncios de saneamiento, de controles de contaminación y otros, los avances en el arroyo Las Tunas de Paraná son tan escasos como con el Riachuelo de Buenos Aires. El hedor se siente a gran distancia, y sus aguas no dejan dudas con sólo mirarla del deplorable estado en que corren hacia el Paraná.
De tanto en tanto, ecologistas, voceros de la asociación de empresas del parque industrial “Manuel Belgrano” de Paraná, autoridades municipales o vecinos  se acuerdan del arroyo,  pero lo que más llama la atención de él es el hedor insoportable que anuncia su presencia tanto a los que viajan por l ruta 18 como por el acceso norte a Paraná.
El parque industrial de Paraná, que algo tiene que ver con el estado del arroyo,  fue inaugurado durante el “proceso”, antes de 1982, y tenía entonces una planta depuradora de efluentes cloacales capaz de retirar todos los contaminantes antes de lanzarlos a la corriente, aunque después esa planta dejó de funcionar.
El caso más notorio de una conducta negligente en esta materia es el Riachuelo, que está contaminado con agrotóxicos en su cuenca alta, con metales pesados de las curtiembres, con petróleo de los barcos y con residuos cloacales de las ciudades que atraviesa, entre muchas otras cosas.
Se estima que en la zona del Riachuelo, uno de cada cuatro internaciones en hospitales de niños son resultado de la contaminación.
El Riachuelo tiene 62 kilómetros de longitud y no pudo ser limpiado desde que Sarmiento hizo retirar de sus costas todos los saladeros que arrojaban en él los restos de los animales.
El curso se autodepuró, una propiedad que tiene el agua corriente, y pocas décadas después fue posible navegar en velero y bañarse en  él, lo que sería suicida actualmente.
Según ecologistas de Buenos Aires, los ingleses lograron depurar el Thamesis, que tiene 380 kilómetros de longitud y 10 veces más caudal, invirtiendo 200 millones de dólares. Para corregir la situación del Riachuelo el gobierno nacional dispuso de un crédito de 1000 millones de pesos, que no  utilizó y debió pagar por eso, y finalmente no hizo nada de lo que había prometido, sobre todo la ex secretaria de Medio Ambiente, María Julio Alsogaray.
La situación del Riachuelo  volvió de nuevo a la consideración política gracias a las pasteras de Fray Bentos, y a la recordación de las autoridades uruguayas de que la Argentina tiene sitios enormemente contaminados como para mirar antes a lo que hacen los vecinos.
Los uruguayos consideraron que el Riachuelo, que atraviesa la zona más densamente poblada de la Argentina, tiene una contaminación equivalente a la que podrían producir 4.000 plantas como las que ellos están construyendo en Fray Bentos, y es razón suficiente como para dudar de la veracidad de las quejas argentinas,  a las que cabría la calificación de “hipócritas” que el Evangelio aplica a los que ven la paja en el ojo ajeno pero ignoran la viga en el propio.
A lo largo del pequeño arroyo, cuya desembocadura en el río de la Plata es la “Boca” y dio su nombre a un famoso barrio porteño, muchas empresas, curtiembres, pasteras y otras muy contaminantes, arrojan sus desechos al agua sin tratamiento, a la vista de todos, sin control de nadie y seguramente con corrupción de muchos.
En  la zona las jurisdicciones a veces se superponen, otras se enfrentan, con frecuencia se anulan, siempre eluden sus responsabilidades para depositarlas en los otros, tal como acontece con rutas que desde hace décadas esperan que alguien decida si las reparaciones deben estar a cargo de la nación, las provincias o las municipalidades.
El exceso de Estado es a veces tanto o más perjudicial que la falta de Estado, condición esta última en que dejó a la Argentina la gestión de Carlos Menem.
Si bien la municipalidad de Paraná se sumó a las protestas contra las pasteras de Fray Bentos, mantiene una cloaca a cielo abierto en el arroyo Las Tunas, el “Riachuelo paranaense” sobre todo por el volcado  sin tratamiento de efluentes del parque industrial.
El intendente de Colonia Avellaneda, territorio por el que pasa el arroyo tras salir del parque industrial de Paraná, hizo resaltar la paradoja entre la preocupación municipal por lo que podría acontecer en Fray Bentos y la despreocupación por lo que pasa en Paraná, en particular en el arroyo Las Tunas.
Ese arroyo, junto al cual se libró una célebre batalla entre Artigas y Ramírez a principios del siglo diecinueve, cuando era un curso cristalino del que se podía beber, está totalmente contaminado y muerto por el volcado de residuos del parque industrial, que por ahora carece de la planta de tratamiento de efluentes que tuvo en sus comienzos

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