lunes, 5 de julio de 2010

LAS LAGUNAS PARA EFLUENTES CLOACALES

LA PROTESTA DEL VECINDARIO DE LA LONJA
En marzo de 2006 un grupo de vecinos de Colonia Avellaneda se movilizó para protestar contra la instalación en el Barrio La Lonja de dicha localidad de las lagunas para la estabilización de efluentes cloacales de toda la zona, incluyendo los que llegarían de otra jurisdicción como el caso de San Benito.
Estos vecinos se oponían a la construcción de la pileta porque aducían que se haría a poco más de cien metros de distancia de los vecinos próximos y que a la vez perjudicaba a los propietarios de terrenos aledaños al quitarles valor en la cotización por razones obvias.
El 13 de marzo de ese año hicieron un corte tipo "embudo" en la Ruta Nacional N° 18 para entregar un pequeño volante que rezaba: "Sí a las cloacas. No a la contaminzación de nuestra gente". El volante coronaba con una frase de Jorge Busti: "La lucha contra la contaminación es una lucha de todos".
Rápidamente salieron todas las voces oficiales a tratar de sustentar la decisión de hacer las lagunas en el sitio mencionado en el Barrio La Lonja, cercano al cruce del FFCC, terreno que tiene límite norte con un camino vecinal que fue importante tiempo atrás.
El radikal Dellizotti salió al cruce manifestando que era muy rara la protesta y que lo único que se conseguía era "parar el futuro de una población por capricho", a la vez dijo que estaban a mil metros de distancia de las casas más cercanas. Vásquez aprovechó para degastar a sus posibles rivales a futuro y dijo que esos politiqueros "lo que quieren es destrozar la provincia en vez de ayudar al gobernador a seguir haciendo cosas".  
Aunque no lo crea se refería a Busti, a quién por entonces tenía en el altar central de sus adulaciones. Pero además calificó al deseo del vecindario comom un intento de destrozar la provincia (sic), calificativo desmesurado cuando lo que se intentaba dejar en claro era un problema de contaminación puntual en un barrio de la pequeña población de Avellaneda.
Hugo Righelato, director de Obras Sanitarias provincial por entonces, tuvo otro discurso más acomodado al justificar que el proyecto era de larga data y que en ese entonces el vecindario no existía en el lugar; asimismo se justificó técnicamente al decir que la laguna observaba los adelantos más modernos y todo estaba previsto para no afectar a la población, que estaría aislada, proteguida con un sólido alambrado olímpico, etc.. Incluso, que no habría olores porque estas lagunas estaría rodeadas por una frondosa vegetación para los cual se plantarían especies arbóreas especialmente seleccionadas.
La protesta vecinal fue desarticulada por todos los frentes oficiales que salieron a justificar la obra en el barrio La Lonja.
Nosotros, igualmente continuamos diciendo que se planificaba mal y que la contaminación, como los malos olores existirían, porque hay sobradas experiencias en ese sentido en nuestro territorio provincial. Pero también planteamos el interrogante a futuro. ¿Qué sucederá cuando en la vecina ciudad asuma un intendente celoso de su función y ponga en tela de juicio el convenio con San Benito por cualquier motivo que signifique una violación del mismo y se plantée una contraversia? ¿Nos quedaríamos sin el servicio en ese caso?
Todo un dilema difícil de predecir.
Así las cosas se hizo el trabajo de construcción de las lagunas que se llevaron una millonaria suma de dinero público y un buen día se anunció que todo quedaba listo para su habilitación. Como no había elecciones a la vista, se prefería no inaugurar todavía hasta que llegue el momento oportuno de cortar cintas, combinando la entrega de papeletas para las urnas.

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