domingo, 15 de julio de 2012

LA HISTORIA DE LA BASE AÉREA DE PARANÁ

Para Conocer la Historia Regional
Por Aníbal González Comas
Parte 12
MÁS SOBRE LA EXHIBICIÓN EN LA UNIDAD AÉREA DE PARANÁ
Quedan todavía los comentarios de lo ocurrido este fin de semana en oportunidad de las Jornadas de Puertas Abiertas realizada en la II Brigada Aérea, pero el contacto masivo con la ciudadanía arranca desde los mismos orígenes de esta unidad tan integrada con la ciudadanía paranaense.

Volviendo a la primera exhibición pública realizada en Paraná, en el comienzo del recorrido se visitó la usina, que estaba a cargo del Sr. Francisco Rojas. La usina contaba con un motor de 72 HP y otro de 16 HP, siendo utilizado éste último para el alumbrado de los hangares, casillas y otras dependencias de la unidad.
Luego la comitiva se dirigió a la pista de aterrizaje donde estaban preparados para ser examinados los aviones Bristol N° 28 y 29 y los Bréguet N° 14, 16 y 17, custodiados por su respectiva tripulación. También se habían dispuesto numerosos elementos de uso militar y los “auto – camiones”. Mientras se observaban los aviones la concurrencia pudo disfrutar de varias piezas musicales que interpretó la Banda del 9 de Caballería.
Posteriormente el teniente Enrique Gunstche fue el encargado de explicar sobre las funciones del Grupo de Exploración, su organización, las características principales de los aviones Bréguet y la distribución del armamento de que disponía; todo ello sobre el avión N° 14; también diferenció la función del piloto y del observador, la importancia de la aviación de uso militar, destacando los grandes elementos con que contaban. Luego se dirigieron a los lugares donde estaban dispuestas las bombas y allí explicó Guntsche el modo de lanzarlas desde el aparato, para tener la mayor precisión posible en un campo enemigo.
Con esto terminaron las palabras y los aviones comenzaron a alistarse para salir a volar. El público trató de colocarse en lugares preferenciales para disfrutar las maniobras de pilotos y observadores. La formación se constituyó dela siguiente manera:
Los Bréguet, se alistaron así:
N° 17: piloto sargento 1° R. Giménez, observador Sargento Torres.
N° 15: piloto Sargento 2° Inbes, observador Sargento Juan Gil Valdez.
N° 14: piloto teniente Enrique Guntsche, observador Marcelo Aubone Quiroga.
Los Bristol:
N° 28: sargento Vargas, observador sargento 1º Garnica.
Nº 26: piloto sargento 1º Mario Rocha, observador sargento 1º Cuello.

“Puestos en marcha recorrieron parte de la pista hasta tomar el impulso necesario, consiguiendo prontamente elevarse, tomando dirección norte,  a excepción del Nº 14, a quién rompiosele una cámara. Encabezó la salida el Bréguet Nº 17, volviendo los aparatos nuevamente hacia el aeródromo, lugar sobre el cual diéronse comienzo a las pruebas encomendadas”.
La primera de las operaciones consistió en enfocar el paisaje y el público que se encontraba observando las maniobras, con un aparato fotográfico de los empleados de la unidad. La tarea le correspondió al observador sargento 1° Garnica que se desplazaba en el Bristol N° 28, habiendo logrado dos fotografías a unos 40 metros de altura.
Los espectadores siguieron con sumo interés la figura del avión a que tan corta distancia les permitió ver los movimientos de ambos tripulantes. Enseguida descendió este avión, entregando la máquina fotográfica para que se procediera al revelado y copiado de las películas en la misma
El piloto carreteó el avión N° 28 de su regreso a la pista, entregando la máquina fotográfica para que las películas allí contenidas fueran reveladas y copiadas en el propio aeródromo, donde la prontitud para tal realizar ese trabajo fue meritoriamente reconocida.
Luego el avión Bréguet N° 17 comenzó con la segunda prueba, lanzando al vacio una bolsa de arena, suspendida a un paracaídas. Un ¡oh! surgió espontáneamente desde el público que creyó que la pesada carga era una persona, dada la astucia del lanzador. Con su balanceo característico se vio caer el paracaídas en el terreno frente al campo de aviación.
“Seguidamente levantó vuelo el Bréguet Nº 14 haciendo prácticamente el Teniente Guntsche lo demostrado oralmente en su descripción del lanzamiento de bombas explosivas. A gran altura del lanza bombas del Bréguet desprendiéndose una explosiva que cayó en el terreno de la pista, haciendo la consiguiente detonación seguida de una humareda cerrada. Luego cayeron varias juntas, aumentando la curiosidad de los concurrentes, quienes elogiaron la seguridad y pericia con que efectuase esta prueba, llena de interés y emoción”.
Entre otros números, se pudo escuchar las comunicaciones radiofónicas que se emitían desde el avión N° 15, elogiando el público la claridad de las mismas. El teniente Villafañe estuvo a cargo de explicar la manera en que se efectuaban estas comunicaciones, tantos radio telefónicas como telegráficas, siguiéndole el teniente Grisolía, quién explicó el excelente resultado de las tomas fotográficas y el uso de cada aparato usado para confeccionar las mismas.
Todos los concurrentes fueron invitados “a un bien servido lunch, el cual se caracterizó por el ambiente de sociabilidad y camaradería y las diferentes atenciones recibidas”. Entre los asistentes de la ciudad se reconocieron los siguientes: las familias de Magiolne, Domínguez, Languasco, Coronado, Micheltorena, Fagés, Balbarrey, Rosembrock, Chiara, Styrle, Crespo, Zaballa, Soler, entre otros[1].
Este acontecimiento fue siempre recordado por la población y fue el inicio de una simpática relación, que se incentivó en San Benito porque la cercanía con el lugar permitía tener mayor fluidez en las relaciones, lo que se mantuvo en el tiempo.



[1] (“La Provincia”. Domingo 31/7/1927. Hemeroteca del Archivo General de Entre Ríos)

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