POR DON IRALA:
UNA SEÑAL PARA EL MUNDO
Yo anduve por mil caminos,
Por la incaica pacha mama
y el desierto de Atacama
en toda su inmensidad;
fue linda oportunidad
estar en San Pedro y Calama.
El Andes es majestuoso,
Es muy digno de admirar;
Más se debe respetar
Todo el misterio que encierra;
Su riqueza bajo tierra
El inca supo cuidar.
Aunque parezca mentira
América es singular;
Paraíso pa’ habitar
Y de admirar es su gente;
El sureño continente
Hoy nos vuelve a convocar.
De Chile fue Copiapó
Del desierto atacameño
Ejemplo del gran empeño
De todo un pueblo hermanado
Que como parto ha esperado
Pa' despertar de un mal sueño.
Ahora el mundo festeja
Un hecho conmovedor;
Yo creo qu’el Salvador
Nos ha enviado una señal,
Inequívoca y virtual,
de qu'es nuestro Redentor.
No es casual el treinta y tres
un número repetido,
no es casual que haya sido
treinta y tres la edad de Cristo;
es por esto que yo insisto
con la señal que ha venido.
Más que señal, es un reto
En toda su dimensión,
Un llamado de atención
Pa´toda la humanidad;
Y el mundo supo, en verdad,
El valor de la oración.
La fe mueve montañas
Es adagio popular,
¡Qué bien vino a calzar
En este hecho preciso!
Y qu’el milagro se hizo
Nadie lo puede dudar.
Habrá un fin de los días
Lo podemos sospechar;
Es lo que supo apuntar,
Es lo qu’el maya conoce,
Es que veintiuno del doce
Treinta y tres suma al azar.
Dos mil doce es el año
Que señala esa cultura,
Esa es la fecha futura
Para el cambio universal,
Para bien o para mal
El maya así lo asegura.
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