DIPUTADO RADICAL FUAD SOSA
PIDIO UNA DECLARACIÓN FORMAL
DE LA H. CÁMARA DE DIPUTADOS
En la Cámara de Diputados de Entre Ríos tuvo lugar el ingreso de un pedido formal de desagravio para nuestros símbolos patrios luego de acto patoteril de un grupo de militantes “K” que arriaron nuestra enseña nacional del mástil de la escuela N° 33 de la vecina localidad de Sauce Pintos para colgar un trapo que identifica a “La Cámpora”, un grupo interno dentro del kirchnerismo que, a la vez, es un grupo interno dentro del justicialismo.
Este acto vandálico de los militantes políticos es una mancha para todos los argentinos bien nacidos – puntualmente para quienes vivimos en esta región y no debe pasar desapercibido ni ocultado por ningún motivo.
No hay argumento alguno que pueda justificar este verdadero atropello. La juventud de radicalismo se expresó oportunamente en estos términos: “no podemos omitir el bombardeo ideológico partidario que está llevando a cabo el oficialismo en estos tiempos, con agrupaciones como La Cámpora adoctrinando en centros escolares; vale mencionar una imagen que nos ha llegado de que una bandera de dicha agrupación fue izada en una escuela de Sauce Pinto”.
Al respecto el diputado Fuad Sosa dijo que “el Decreto del Poder Ejecutivo Provincial N° 2390 de la fecha 13 de julio de 2001, determina de modo claro y taxativo las normas y criterios que deben aplicarse en los establecimientos educativos dependientes del Concejo General de Educación, respecto a los procedimientos relacionados con el tratamiento de los Símbolos Nacionales y Provinciales”.
“La sustitución de un emblema por otro diferentes características, con absoluta independencia de lo que la reemplazante representa y aun cuando esta fuera cara y sensible a los sentimientos de parte de los ciudadanos, constituye a todas luces una violación a lo previsto en la normativa al respecto. Ninguna jornada por más solidaria y altruista que sea, puede autorizar una simbología diferente a la oficial porque precisamente, podría provocar que alguien confundiera el propósito de la misma con la subliminal prioridad que se pretendería obtener del aprovechamiento en beneficio de intereses sectoriales por sobre los del conjunto. Nadie en su sano juicio podría oponerse a que agrupación, sindicato, ONG u otra organización de la sociedad civil realice tareas comunitarias, ni mucho menos a que inclusive identifique con insignias, bandera y hasta pancartas su actividad o accionar. Pero de ahí a tener que permitir que erija dichos distintivos en emblemas oficiales, la distancia es abusiva y por ende agresiva para la ciudadanía en su conjunto.
Nada existe superior a los colores de nuestras banderas nacional y provincial que han sido defendidas desde su creación hasta nuestros días con patriotismo y heroísmo por los próceres que han hecho grande nuestra Nación y esta Provincia, para que ahora tengamos que permitir con nuestro silencio que quienes no representan sino a un sector de nuestra sociedad quieran instaurar divisas que lejos están de representar la unión de todos los argentinos. Por el contrario, actitudes como las descriptas merecen el repudio de quienes somos representantes del pueblo y no hacen otra cosa que profundizar las diferencias entre sus integrantes, aún cuando puedan estar inspiradas en fines benéficos o de interés general, como en esta hipótesis. Cualquier intento de relativizar dicha afrenta o agravio por parte de las autoridades educativas no hará otra cosa que permitir la suposición que se ha consentido esta actitud irrespetuosa y fuera del lugar”
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