sábado, 27 de octubre de 2012

DONDE SE COME...NO SE CA...

CAPÍTULO XVII
El pesado interrogatorio ha sido demasiado tenso, con increpaciones innecesarias, fuera de lugar.
Han pasado las horas y todavía rebrota el flujo de esa tremenda incomodidad de ser indagada de manera exagerada, lo que obligó a agudizar la mente y mantener la calma para esconder la verdad.
Una verdad que está en las puertas de ser revelada, que deberá hacerse conocer, sincerarse de un momento a otro.
La tensión de ocultar sentimientos encontrados debe resolverse lo más pronto posible porque de lo contrario transitar ese camino se tornará cada vez más peligroso.
Lo cierto es que un hecho puntual de esta índole ratifica lo que vienen sosteniendo algunos especialistas en la materia respecto al corazón, a las cuestiones del amor: se puede tener amores compartidos porque todos tienen distintas particularidades que se alojan en celdas estancas, sin contacto entre sí.
¡Qué confusión! ¿será que ha perdido totalmente el entusiasmo por ese amor que hasta hace un tiempo lo era ‘todo’? ¿acaso lo de ahora sea un deslumbramiento, una atracción pasajera que es producto de las bondades del dinero dulce, del dinero que no se mide en consentir caprichos? ¿y después qué?
Es un dilema que a cualquiera haría perder el sueño.
En la dura inquisición surgió algo impensado cuando hubo que aclarar lo que el chisme de vecinos corría con velocidad vertiginosa; la habían visto llegando en auto con su jefe desde la vecina ciudad en un horario demasiado sospechoso para poder justificarse. ¿Cómo explicar que no había sucedido nada?
La adrenalina se accionó de manera proporcional a la tensión y al temor y la imaginación tuvo al instante la coartada para zafar…al menos por un momento.
Era cierto. Había llegado a su casa traída por su jefe y muchos la habían visto. Ya no era ese funcionario de menor rango el que se llegaba hasta su casa a altas horas de la noche para preguntar como estaba, diálogo que se prolongaba por un par de horas. Ahora era su propio jefe el que había tenido la osadía de llevarla en su vehículo a las puertas de casa. Grueso error que había servido para alimentar las mentes que saben únicamente de la desconfianza y la perversidad.
Así lo explicó con todos los detalles en el ocasional interrogatorio lo que tuvo que ser aceptado sin más remedio, máxime cuando todo era coincidente con lo que se comentaba en las esquinas.
Sin embargo no había servido para evitar que se llegue a un extremo impensado; le habían prohibido ir sola hasta la ciudad capital, algo poco serio y fuera de lugar…
De repente ha arrancado desde lo más profundo el ímpetu del que se siente partícipe necesario en esa embarazosa situación.
-      Faa qué se piensa que es?...¡qué bronca me da!
¿Lo sabrá, tendrá noción de lo que está ocurriendo, de lo peligroso del terreno en que se está moviendo?...¡Ah…si lo supiera…cuántas cosas se aclararían en la cabeza y podría aterrizar!
“Eres un ángel maldito, eres la dama mas cruel; un arma de doble filo. Contigo solo puedo perder tu me estas atrapando otra vez. Aunque alguien me advirtió nunca dije que no. Ahora tengo que esconder las heridas. Ese pulso que jugué porque quise lo perdí, nunca me podré alejar de ti. Te extraño, cuando llega la noche, pero te odio de día. Después me subo a tu coche, y dejo pasar la vida. Debería dejarte, irme lejos no volver. Pero es inútil negarlo, tu me estás atrapando otra vez; contigo solo puedo perder”. (“Me Estás Atrapando Otra Vez”. Andrés Calamaro)


No hay comentarios:

Publicar un comentario