viernes, 12 de octubre de 2012

DONDE SE COME...NO SE C...

CAPÍTULO XI
“Por qué no puede quedar un asiento sin culo, no puede quedar un culo sin asiento. Dame una sola de tus noches calientes y yo te saco la ropa con todos los dientes y después fumamos un ratito, cantamos un ratito y volvemos a empezar”. (“Culo sin Asiento”. Andrés Calamaro)
 Han pasado algunas jornadas de descanso por el fin de semana y es muy lunes para iniciar con la monotonía del trabajo, aunque cuando hay de por medio un cariño que espera todo es más llevadero.
Una mañana como tantas otras…con saludos cariñosos como para arrancar con la armonía tan necesaria en los despachos oficiales.
“Mi bebu” dos ya se ha instalado en su cómoda oficina y los primeros allegados se van acercando para conocer las últimas novedades y para reportar las acciones de rutina. El escucha pero su mirada está concentrada en el teclado esperando ingresar a la red que se demora en abrir; al fin, su insistente - ¿estás? – encuentra eco y las respuesta mimosa llega como un bálsamo inicial, aunque rápidamente se delata un desencuentro para las próximas horas por alguna diligencia a realizar fuera de la ciudad.
La “reina” acusa recibo del envío de su media naranja con un -  sí mi negro – que regresa con una simbólica caída de ojos.
La demora en llegar de la imprescindible empleada tiene un motivo que es justificado rápidamente por el jefe, ya que tuvo que tomar la responsabilidad de su pareja oficial de llevar al niño a su escuela, porque debió ir a trabajar.
Lo importante es que ya está ubicada en su lugar y la jornada comenzará con total armonía.
“Tu, coleccionista de canciones dame razones para vivir; tu la dueña de mis sueños quédate en ellos y hazme sentir.  Y así en tu misterio poder descubrir el sentimiento eterno. Tu con la luna en la cabeza el lugar en donde empieza el motivo y la ilusión de mi existir. Tan solo tu, solamente quiero que seas tu mi locura, mi tranquilidad y mi delirio, mi compás y mi camino, sólo tu, solamente quiero que seas tu, pongo en tus manos mi destino porque vivo para estar siempre (siempre) siempre, siempre contigo amor”. (“Coleccionista de Canciones”: Camila)

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