VERDAD N° 02
Nuestra Presidenta es una formidable oradora, hay que admitirlo, al margen del fastidio o irritación que su manera de ser suscitan en un fragmento importante de la sociedad. Para ese periodismo con el que ella tanto se ofusca, sus catilinarias son, además, bocados muy atractivos. La Presidenta no puede y tal vez no quiera ocultar el despecho que puebla sus razonamientos. Castiga con frases como “recuerdo que en aquel momento discutimos mucho y votamos casi en soledad, como siempre”. Su “como siempre” es pura bronca. Coloca al Gobierno como permanente incomprendido y destituido. (Alfredo Leuco)
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