martes, 10 de agosto de 2010

1912 – 10 DE AGOSTO – 2010

DIA DE LA FUERZA AÉREA

Hoy se celebra un nuevo Aniversario de creación de la Fuerza Aérea Argentina, que se acerca a su centenario. San Benito ha tenido en el tiempo, desde 1925 a la fecha, una estrecha relación con la Segunda Brigada Aérea, ubicada a unos cuatro km. al occidente de la planta urbana, porque muchos de sus integrantes han vivido en nuestra localidad y otros mantenido buenas relaciones en todo nivel, principalmente sus jefes quiénes han colaborado siempre con nuestras fuerzas vivas.
Seguramente el cura Horacio Tomás Laurencena fue quién alcanzó la mejor relación, donde se jubiló con el grado de Comodoro. Pero siempre hubo muy buenas relaciones y hoy nos une además el vínculo glorioso de un héroe de nuestra patria, Guido Antonino Marizza, quién quedó en el Atlántico Sur.
Para el 10 de agosto de 1986 se dispuso desde la Junta de Gobierno de San Benito de aquel entonces presidida por A. González que se le impusiera el nombre de Plazoleta Islas Malvinas al espacio verde ubicado frente a la Iglesia Parroquial.
En aquel acto el gobernador delegó su representación en el Fiscal de Estado Dr. Jorge Campos, asistiendo también el Intendente de Paraná, don Humberto Varisco, el Jefe de la unidad militar Comodoro Rodolfo Orlando Etchegoyen y otras autoridades.
Para testimoniar este acontecimiento se hizo un monolito en el mástil y se colocaron placas recordatorias. Los compañeros del “Toto” Marizza hicieron fundir muchas vainas servidas de proyectiles usados en la Guerra de Malvinas y se moldearon cada una de las letras de la PLAZALETA ISLAS MALVINAS…lamentablemente fueron presas de la depredación.
Las palabras alusivas a este acto recordatorio fueron las siguientes:
“por una iniciativa de esta Junta de Gobierno y luego de consultar con los familiares, autoridades del gobierno, de la Fuerza Aérea y con el Cura Párroco local, decidimos realizar este homenaje a Guido Antoniano Marizza, nacido en este pueblo el día 10 de mayo de 1948. Quién ofrendó heroicamente su vida en cumplimiento del deber el día 7 de junio de 1882 al ser alcanzado por un misil el avión de la II Brigada Aérea del cual era su mecánico de a bordo.
Cierto es que nuestra historia está poblada de héroes, que de una u otra forma dieron la vida por la patria, sin necesariamente haber tenido que estar en una guerra. Hombres y mujeres que día a día van quebrando la vida en su lucha por hacer patria. Dentro de los sagrados números que Dios, a través de la naturaleza, nos hace representar en la vida de los pueblos, ninguna labro bien hecha vale menos, ninguna vale más. Todos somos algo valioso y necesario.
No obstante, el hecho de dar la vida en la lucha por la recuperación de nuestro territorio usurpado por los corsarios de ninguna manera puede permanecer ignorado, más aún siendo un hijo de estas tierras, colonizadas hace 105 años por inmigrantes venidos del Friuli, antiguo Véneto de Italia, cuya sangre tenía, precisamente, origen de inmigrantes friulanos y que a partir de hoy tendrá el permanente homenaje que se merece, por ser el primero y único muerto en combate en la centenaria historia de este pueblo…aunque ningún homenaje, ningún monumento por más fastuoso y bello que sea, puede ser el precio a una vida que se ofrenda a la patria.
Que las generaciones futuras tengan en esta Plazoleta, que desde hoy se llamará Islas Malvinas, el recuerdo de que en ese pedazo de territorio argentino deberá volver a flamear y para siempre nuestra bandera azul y blanca.
Que este homenaje nos sacuda a todos y nos motive a luchar para que nuestra bandera esté gallarda al tope de los mástiles en todos los rincones de nuestro territorio y para que hagamos patria a través de nuestra vida cotidiana sin avergonzarnos de nuestra labor, sin repudiar a nadie, sin envidiar a nadie, sin censurarlo todo si jamás hemos hecho nada, con alegría, con nobleza, integrados y unidos para que así podamos recoger algún día muchos frutos del árbol de porvenir.
Y si hay algunos que no comparten nuestra determinación de realizar este homenaje, permítanme pedirles que silencien por un momento su voces porque nosotros queremos detenernos este instante para decirle a Guido Antonino Marizza:
Guido. Desde este monumento, abrazado al mástil, recuérdanos siempre a cada uno de nosotros que no es un simple formulismo el hecho de jurar a la bandera defenderla hasta perder la vida”.

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