LA PUJA POR EL PODER
CONDUCE AL COLAPSO MUNICIPAL
Estamos en condiciones de informar que la situación de anarquía que se está viviendo en nuestra municipalidad está al punto del colapso; lamentablemente se verá afectada la comunidad en general si los hechos se dan como se viene rumoreando en círculos encumbrados.
El estado de cosas no da para más.
Ayer anunciábamos que el contador Víctor Fedonzuk está a cargo de una de las áreas de la administración contable. En realidad está al frente de la Contaduría Municipal hasta que finalice sus vacaciones anuales Mirta Lagos.
El cargo de tesorero – aun con versiones encontradas respecto a quién está realmente al frente de la misma – permanece en suspenso.
La cuerda se viene tensando demasiado y ya comentamos ayer lo ocurrido con la zancadilla que le hicieron al tesorero Ramallo quien se encuentra en proceso de recuperación debido a un stress laboral, algo que últimamente la ley interpreta como una enfermedad por lo tanto es digno de la atención correspondiente.
Las amenazas recibidas en su domicilio por Ramallo no lo ablandaron para nada (lo amenazaron con prenderle fuego la casa si no renunciaba); por el contrario, estamos en condiciones de informar que recorre varias oficinas de tribunales en estos días de receso judicial un expediente originado en nuestra ciudad que pone en evidencias serias irregularidades con fondos públicos que se estarían produciendo (o que se habrían producido) y la celeridad que se ha impuesto a estos papeles indicaría que estamos en vísperas de novedades concretas para los próximos días.
Podría darse un ‘terremoto’ administrativo para la semana entrante, de acuerdo a fuentes muy bien informadas.
Nosotros hemos tratado infructuosamente de tener siquiera una pista de lo que ha sido planteado en tribunales, sin embargo, nos aseguraron que ‘es groso’…y burdo.
Estamos atentos.
Lo que ya está comprobado es que Ramallo no renunció y no renunciará a su trabajo. Finalizado su parte médico regresará a sus tareas de acuerdo a la ley, ya que su cargo tiene una estabilidad distinta a la generalidad de los empleados municipales. Su remoción es muy compleja y depende de actuaciones previas contundentes. Aun cuando el H. Concejo Deliberante pueda tomar cartas en el asunto con una mayoría especial, una medida cautelar podría echar por tierra todas las pretensiones del vasquismo de deshacerse de alguien que los vino sirviendo durante nueve años.
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