viernes, 12 de agosto de 2011

COMENTARIO DE ACTUALIDAD

Por Agustín Laje Arrigoni
Tras las contundentes y sucesivas derrotas sufridas por el kirchnerismo en las últimas semanas, el nerviosismo que apartó de escena a un triunfalismo fugaz, puede percibirse con nitidez en las filas del Frente Para la Victoria.
La imagen de Cristina no vende como se suponía, y ella lo sabe. El mito de la invencibilidad se desmoronó; la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, y Córdoba (donde ni siquiera se consiguió rentar ningún candidato) dieron testimonio de ello de manera escandalosa en desmedro del régimen.
Empero, la estrategia del kirchnerismo parece estar cambiando, y el último spot televisivo de propaganda de cara a las elecciones nacionales resulta sugerente en este sentido.
En él se observan imágenes de Néstor Kirchner entre multitudes, acompañado de la voz en off de Cristina, quien se dedica a sugerir al tele-espectador que, votarla a ella, es votar al difunto. En efecto, la candidata comienza por destacar las “convicciones” de su marido (desconocemos si se referirá a las que tenía cuando apoyaba al Proceso luego del 76, las que tenía cuando apoyaba al menemismo en los 90, o las de su pomposo “modelo nacional y popular”); prosigue aseverando que “no importa ganar o perder”, y termina concluyendo que el Frente para la Victoria cuenta con “La fuerza de él”, refiriéndose al inerte Néstor.
La sociedad argentina es propensa a consumir sensiblería barata. La muerte de Kirchner en su momento impulsó la popularidad del gobierno que se encontraba en caída libre. Ahora que la incertidumbre volvió al oficialismo, la necrofilia parece volver a ser la estrategia discursiva.
La desesperación en el kirchnerismo es mayor a la que se cree: de votar a la “invencible”, ahora tácitamente proponen votar al muerto.

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