LA
APATÍA DE LA POBLACIÓN ES GENERALIZADA
Hace
muchos años que no se veía una campaña electoral tan floja como la que se vive
por estos días con las elecciones primarias que se realizarán el domingo 11 de
agosto.
No
es que sólo en nuestra ciudad ocurre este fenómeno, sino que – de acuerdo a
comentarios de los que palpan y miden las reacciones de la gente – el síntoma
está instalado en todo el país.
Las
razones son variadas, sin embargo se puede afirmar con certeza que los votantes
se han dado cuenta que estas elecciones son innecesarias ante la desaparición
de la mayoría de los partidos políticos en serio.
Salvo
la Unión Cívica Radical con un atisbo de democracia interna y en menor medida
el Partido Socialista, los partidos políticos han dejado de existir,
lamentablemente. Se han transformado en meros aparatos electorales sin ninguna
vida interna con cierta continuidad.
Los
ciudadanos palpan esta realidad y – sumada la apatía que se irradia hacia la actividad
política, salvo la subsidiada por los gobernantes de turno – han comprendido
que las elecciones de agosto no sirven para nada, ya que los partidos por lo
general marchan con listas únicas, salvo lo que ocurrirá en Entre Ríos con la
interna que plantean los justicialistas que se alinean tras la lista B.A.S.T.A.
En
la provincia se trata por todos los medios de instalar en la sociedad una
especie de premio consuelo para el gobernador Urribarri, que necesita mostrar
hacia afuera un buen resultado si quiere entrar en el consenso nacional con una
futura candidatura a vicepresidente dentro de un sector del Frente para la
Victoria.
La
empresa no es fácil porque también está en la balanza la ‘gestión’ de Cristina
con sus Jaime, sus Boudou, sus Lázaro Báez, sus Elascar, sus De Vido, sus
Moreno, su narcisismo, etc. que inclinan el fiel hacia el descontento; la
prueba es la abrupta caída de imagen de la presidente en menos de dos años
desde aquel triunfo contundente en 2011.
Y
también los votantes miran las gestiones locales, tal el caso de Paraná, donde
la tarea de Blanca Osuna es reprochable desde muchos sectores de la población
capitalina.
En
esta oportunidad no se puede decir que no hay otras alternativas.
El
descontento bien podría orientarse hacia los radicales que van mejorando muy de
a poco su credibilidad ante la sociedad luego de más de diez años de purgar
penas por los errores de De La Rúa.
Otra
franja importante de los entrerrianos mira con cierta simpatía la alternativa
que ofrece el dirigente rural De Ángeli y los números lo muestran con un apoyo
creciente, aunque todavía insuficiente para preocupar al oficialismo.
Pese
a que habrá una campaña masiva de concientización asustando a los que no deseen
concurrir a votar el venidero 11 de agosto para las P.A.S.O. todo parecería
anunciar que el porcentaje de votantes será inferior a la media tradicional
para estos casos.
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