martes, 7 de junio de 2011

1982 – 7 DE JUNIO – 2011

-   “AQUÍ NARDO 1. “Me dieron, no hay nada que hacer”

Fue el triste final de nuestros héroes, entre tantos otros. Allí en las aguas territoriales próximas a Malvinas quedaban cinco hombres nuestra vecina II Brigada Aérea. Eran las 09:11 hs. El Lear Yet LR-35 A matrícula T – 24 del Escuadrón FÉNIX era alcanzado por un misil lanzado desde la Bahía San Carlos.
se vio una gran bola de fuego y la parte que quedó del avión entró en tirabuzón” - dijeron desde la otra aeronave similar que acompañaba aquella misión de distracción.
Fue el triste final… ¡ma qué! Fue el patriótico final del vicecomodoro Rodolfo De la Colina, del mayor Juan “Flaco” Falconier, del  capitán Marcelo Lotufo, del suboficial ayudante Francisco “Tortuga” Luna y del  suboficial auxiliar Guido “Toto” Marizza, hijo de nuestro pueblo.
El curso de los acontecimientos cotidianos no se detiene, apaga injustamente en su vorágine la llama sagrada del patriotismo,  por eso quiero regresar estos veintinueve años que nos separan y retomar aquella gesta en la que quienes participaron eran consientes de la realidad: allí podían dejar su vida por la causa nacional.
Rescato una carta que es de todos, de cada uno de ellos; a Juan José Falconier tuve el agrado de tratar en Paraná y en Buenos Aires donde me supo visitar en El Palomar; teníamos cierta amistad a pesar de su rango superior.

El Flaco Falconier dejó esta carta para sus hijos:
“a Ñequi y Mononi: Su padre los abandona, simplemente dio su vida por los demás, por ustedes y vuestros hijos… y los que hereden mi PATRIA.
Les va a faltar mi compañía y mis concejos, peroles dejo la mejor compañía y el más sabio concejero, a DIOS; aférrense a ÉL, sientan que lo aman hasta que les estalle el pecho de alegría, y amen limpiamente, que es la única forma de vivir la “buena vida”, y cada vez que luchen por no dejarse tentar, para no alejarse de ÉL, para no aflojar. Yo estaré junto a ustedes, codo a codo aferrando el amor.
Sean una “familia”, respetando y amando a mamá aunque le vean errores, sean siempre solo “uno”, siempre unidos. Les dejo el apellido: Falconier para que lo lleven con orgullo y dignifiquen, no con dinero ni bienes materiales, sino con cultura, con amor, con belleza de las almas limpias, siendo cada vez más hombre y menos “animal” y por sobre todo enfrentando a la vida con la “verdad”, asumiendo responsabilidades aunque les “cueste” sufrir sinsabores, o la vida misma.
Les dejo:
-          muy poco en el orden material,
-          un apellido: “Falconier”, y
-          a DIOS (ante quien todo lo demás no importa)
Papá.  
Para que mis hijos lo lean desde jóvenes y hasta que sean viejos, porque a medida que pasen los años, adquieran experiencia, o tengan hijos, le irán encontrando nuevo y más significado a estas palabras que escribí con amor de padre”.
¡CARAJO! ¿Acaso hace falta agregar más palabras???

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