De acuerdo a una versión que se hizo pública desde la página digital de Ricardo David, un legislador entrerriano muy encumbrado puso en práctica un nuevo método para aspirar a las bondades del electorado. En su íntimo recogimiento y con la mística que el caso requería hizo el sacrificio de recorrer 500 km hasta el santuario del Gauchito Gil en Mercedes, Corrientes, con una abnegada militante que también es una fiel devota del correntinito milagrero.
Ambos viajaron a rauda velocidad hasta la ciudad correntina y se instalaron con el vehículo en pleno parqueadero del santuario aludido, para comenzar con los ritos sagrados que tenían previsto. Cuando los parroquianos comenzaron a despejar el sector dada la vecindad de la noche ambos entrerrianos comenzaron a realizar una curiosísima ofrenda al mítico correntino; aligeraron sus ropas a una mínima expresión y comenzaron a tener sexo extasiados por la singular ofrenda.
Los prolongados gemidos de la joven sacerdotisa y el crujir de los elásticos sobre exigidos pusieron en alerta a los pocos curiosos que comenzaron a rodear la unidad del gremialista legislador sin saber a qué atinar. El atrevido lecho en el pequeño cubículo estaba constituido por sábanas y otros trapos rojos, un botella de agua mineral y celestes grageas estimulantes.
Al finalizar el recogido rito en ofrenda al guachito de los milagros, el legislador se percató de la curiosidad despertada, abrió la puerta y con su convincente verbo explicó a los parroquianos que se trataba de una promesa.
-Ahhh!...si es así ‘ta to’ bien, paisano – dijeron al unísono y comenzaron a desconcentrarse gritando en la profundidad de la noche que ya había echo presa al lugar…. - ¡que así sea…que sí sea…que así sea…!
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