jueves, 30 de junio de 2011

EL PRECIO DEL PAN ES ABUSIVO

EL GOBIERNO NACIONAL MIRA PARA OTRO LADO
En esta época invernal se siente con mayor crudeza la necesidad de tener asegurado todos los días el pan en la mesa de la familia de cada trabajador. Es una aspiración elemental. En los tiempos más difíciles de la historia argentina nunca faltó la harina para el pan en los hogares humildes y su precio siempre estuvo estimulado desde el estado.
Resulta que ahora que nos plantean un ‘nuevo modelo’ desde la política, un modelo que se supone de avanzada, innovador, de ‘inclusión social’ como suele contarnos nuestra inefable Cris, tenemos que soportar noticias estremecedoras como el caso del niño Miguez fallecido en el volcadero de Paraná… por problemas de desnutrición.
¡En el país que es granero del mundo se nos muere un niño de tres años por falta de alimentación adecuada!...¡es increíble!...¡es para mandar a todos los políticos a la puta madre que lo re parió!!! (y pido disculpas porque no me gusta utilizar estos términos)
Este caso nos toca en lo más profundo porque es incomprensible.
Mientras tanto desde el gobierno nacional nos abruman con anuncios estrafalarios y con programas que se quedan en la declamación…¡ahora: pan para todos!... son tiempos electorales y nada mejor para explotar las propias falencias del estado en beneficio del oficialismo que lo conduce. ¡Pan para todos!  ¿a cuántos hogares podrá llegar este plan?...nos vuelven a ‘tomar el pelo’.
Un estado nacional que retiene una fortuna en las retenciones a los granos que se exportan para alimentar al mundo, que despilfarra el dinero en obras innecesarias, en obras faraónicas, en sistemas satelitales y digitalizados para poder manipular la TV y publicitar gratis su campaña electoral, es imperdonable que no se pueda solucionar cuestiones tan elementales como el precio de un producto básico para la familia argentina.
Hay subsidios para todos!... Menos para asegurar un precio justo en la harina que producimos en cantidades industriales. Entonces tenemos que encontrarnos con situaciones tan dramáticas como la muerte infantil por desnutrición, una patética muestra que el ‘modelo’ es pura declamación.

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