NO ES NOVEDAD. LOS FINES DE SEMANA SON PARA EL “ESCAPE LIBRE”
Otro fin de semana luctuoso, lamentable, reprochable, evitable.
Pongamos la mano en el corazón: “Somos todos responsables:
Los jóvenes.
Los mayores.
Los familiares.
Los amigos.
Las autoridades”.
Es de vieja data el problema de las picadas y de los “willys” con motos en nuestra ciudad. La placita Orlando Bottegal... Avenida Basavilbaso... Avenida Marizza.
Pero los circuitos locales ya estaban quedando chicos.
Desde hace un tiempo la práctica del vértigo se había trasladado a la avenida Circunvalación y su proximidad con el Acceso norte de la capital provincial.
Los que vivimos en las cercanías de Boulevard Basavilbaso el sábado el ruido de motos, muchas con escape libre, nos tuvo a mal traer hasta pasada la medianoche; en un momento llegó el sosiego, el silencio, que fue raudamente quebrado por el sonar de sirenas que se dirigían hacia Marizza y luego hacia el norte. Después el silencio. Los que intentábamos descansar nos dijimos :¡ "al fin se dejaron de embromar estos gurises”!
El ímpetu de los jóvenes los había dirigido con sus motocicletas hacia el circuito mayor, la circunvalación, en un horario en el que abundan los desafíos, los espectadores, el vértigo, la velocidad, la osadía; allí es donde el acelerador conoce el tope.
El hábito de alcanzar la máxima velocidad fue de nuevo la tentación por sentirse insuperables, por alcanzar el máximo rendimiento, hasta que apareció el semáforo rojo de la imprudencia que fue letal para tres jóvenes, uno de ellos vecino de nuestra ciudad.
Un cruce inesperado… un roce… choque… incendio… muerte.
¿……….?
Pongamos la mano en el corazón: “Somos todos responsables:
Los jóvenes.
Los mayores.
Los familiares.
Los amigos.
Las autoridades”.
¿Fatalidad?...¡si!!!...pero perfectamente evitable.
Se impone una estricta, una rígida legislación aplicable ya y en toda circunstancia, sin excepciones, sin funcionarios que obliguen a la policía a no proceder, sin padres que se enojen porque toman medidas con sus chicos, sin motos circulando en condiciones lamentables, sin escapes libres, con multas dolorosas para el exceso de velocidad y para la imprudencia de los “willys”, con uso obligatorio, sí o sí, del casco protector.
Fue un fin de semana luctuoso, amargo, que nos obliga a pensar hacia adelante. Vidas en pleno apogeo quedaron truncas abruptamente por la sin razón, por el exceso, por la vorágine que exterioriza el ímpetu juvenil.
He ahí el resultado lamentable…
………..
Pongamos la mano en el corazón: “Somos todos responsables:
Los jóvenes.
Los mayores.
Los familiares.
Los amigos.
Las autoridades”.
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