Hay una gran movilización, todavía subterránea, tendiente a ayudar al consagrado dirigente peronista Gerardo González, que compite en desigualdad de condiciones con el oficialismo entrerriano.
La modalidad impuesta en estas elecciones internas es el colmo de la desfachatez, que tiene el aval de la justicia en la que queremos creer.
La boleta sábana que presentará a Urribarri es la muestra cabal de abuso esgrimido desde el poder; no se puede justificar bajo ningún pretexto la incorporación de la interna provincial en una boleta que compite en el nivel de internas abiertas obligatorias para la candidatura de Presidente y legisladores nacionales.
Esto de muestra una vez más que no hay escrúpulos a la hora de manipular los actos eleccionarios. No miden las consecuencias. Estas prácticas erosionan de manera peligrosa la credibilidad en el sistema y se terminan desalentando a los electores.
Pero Gerardo González dice que competirá igual, cueste lo que cueste, para demostrar que el gobernador no tiene ‘la vaca atada’ ni mucho menos.
Se sabe que hay un aporte de votantes que llegará desde otros sectores del peronismo ortodoxo; al menos se puede observar en nuestra ciudad a distintos sectores distribuyendo la boleta lo que es un síntoma que no lo dejarán sólo al candidato contra oficialismo urribarrista.
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