BORRARON EL TRABAJO ARTÍSTICO DE AMANDA MAYOR
Hacia fin del pasado año se realizó en nuestra ciudad un nuevo acto de barbarie propiciado por “Don Camilo” Tovar, un raro ejemplar de la inquisición en estos tiempos contemporáneos. Este cura oscurantista, que llegó a decir en el púlpito que los perros no son hijos de Dios porque cagan en la iglesia, se limpió el trasero con una obra de arte como lo era el mural de la Plazoleta Islas Malvinas que si necesitaba algo: era su total restauración.
Pero el curita de utilería Tovar decidió darle el réquiem al mural tras cumplir su mayoría de edad a los 21 años, sin siquiera brindarle los santos óleos de la extremaunción.
Cierto es que el aspecto que últimamente mostraba este mural era deplorable, por negligencia de las autoridades de turno. - ¡Es una vergüenza como ha quedado! – dijo el senador italiano María Toros cuando pasó a verlo hace tres años. En ese momento estuvo conmigo y luego pasó por la comuna donde habló con una concejala para que gestionara por nota la restauración con fondos provenientes del Fruil n‘el Mondo, asociación de la que era su presidente honorario. El trámite no sabemos si se hizo, no obstante la reparación del mural era cuestión de reunir voluntarios y auspiciantes oficiales y privados, que los había.
La extraordinaria obra del mural alegórico a la inmigración friulana en nuestra ciudad fue realizada por la artista plástica Amanda Mayor en oportunidad de celebrarse el Centenario de la Iglesia Parroquial San Benito Abad en noviembre de 1989. La plazoleta Islas Malvinas lucía exultante en aquel día; llegaron de todas partes hijos pródigos convocados por la fe cristiana en un acontecimiento singular.
El grafiti le había ganado al arte por negligencia de las autoridades responsables de su cuidado…pero se pudo recuperar. Se pudo recuperar por ser un símbolo, por la obra en sí, por respeto al arte.
Debemos rescatar lo que significó para Paraná y Entre Ríos la artista plástica Amanda Mayor, fallecida hace poco más de cinco años; manos creadoras que plantaron su presencia en muchos trabajos que se lucen en Paraná; pero también fue Amanda la pluma virtuosa que pudo hacernos vibrar, pluma que se deslizaba pintando vivencias para que cada uno de nosotros le pusiéramos las notas que quisiéramos en el pentagrama de las ilusiones y los sueños.
He aquí el soneto que le ganó a la interesada y hueca presencia de varias enriquecidas Madres de Plaza de Mayo:
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