lunes, 20 de diciembre de 2010

LA LLEGADA DE LA NAVIDAD

¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE ESTA FIESTA?
ES RELIGIOSA o PAGANA?
Muchas veces nos preguntamos lo que significa esta fiesta y el por qué le damos tanta importancia, al menos en América. No encontramos respuesta, porque si tenemos que acudir a la iglesia católica de origen romano nos salen con estas cuestiones de los “dogmas de fe” y no avientan el “chico al diablo” (tomando un término bochófilo).
He leído la Biblia algunas veces, el Nuevo Testamento también y la verdad que no encontré por ningún lado la genealogía de Jesús, más bien, el dato preciso de su nacimiento. Seguramente por aquellos tiempos no había registro civil, como por lógica no había tampoco iglesias donde registrar un nacimiento, así que los únicos que podrían salvarnos en ese sentido deberían ser San Mateo y San Lucas que mencionaron el nacimiento, pero tampoco precisaron la fecha.
Esto quiere decir que Jesús nació un día de un mes, sin ninguna precisión en ese sentido. Esto para nada le resta significado a la importante ceremonia, la segunda en importancia después de la resurrección en el catolicismo.
Muchos investigadores dicen que la fecha en que los pastores de Palestina cuidaban sus rebaños y vivían en las chacras iba desde marzo a noviembre y en algunos casos se tomó el 28 de marzo como la fecha de nacimiento de Jesús (esto significa que no nació el 25 de diciembre).
Pero en general, al principio los primitivos católicos celebraban el nacimiento el 6 de enero; es que en esa fecha se celebraba la fiesta del bautismo, aunque tampoco hay en el Nuevo Testamento fecha precisa sobre el mismo, siendo que en esa fecha los paganos celebraban la fiesta en honor a Dionisios (que no tiene nada que ver con nuestro Dionisio Oscar A.), que se relacionaba con la prolongación del día. En esa fecha en Alejandría se celebraba el nacimiento de Neón, nacido de la virgen Core y también en esa fecha de consagraba el día a Osiris; la noche del 6 de enero, se decía, las aguas del río Nilo recibían un poder milagroso. Por el tiempo de Jesús el 6 de enero en Egipto se celebraba la fiesta de bautismo. Los católicos unificaron el nacimiento y bautista de Jesús, tomando el 5 como día del nacimiento y el 6 del bautismo.
La Epifanía tiene un sentido de tomar la Luz como símbolo de Jesús, “una Luz en las tinieblas”; pero la cuestión no les cerraba a los católicos, fundamentalmente los de Oriente y comenzaron a buscar la manera de separar lo que era el bautismo con el nacimiento de Jesús, que era la manifestación de la Palabra de Dios en el hecho histórico de su nacimiento. Hasta entonces la iglesia no reconocía que en el nacimiento de Jesús el mismo Dios se había hecho hombre, sino que había sido en su Bautismo.
En realidad la fiesta de la navidad actual tiene origen recién en el año 345 cuando se proclamó el 25 de diciembre como la fecha de la “Natividad”, y luego se transformó en la expresión diminutiva “Navidad”, que usó primero la iglesia católica, luego el protestantismo y finalmente se uso en todo el mundo; en esto tuvieron mucho que ver San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno que influenciaron para que se disponga esa fecha.
En realidad tomaron, así como lo hicieron con los ornamentos sagrados y otras tantas usanzas romanas, la celebración pagana del solsticio de invierno (para el hemisferio norte) y con la llegada de la primavera el culto al Sol (para lo cual los romanos construyeron templos al Dios invencible), como nosotros la festejamos el 21 de setiembre. Esto se produjo también a instancia del emperador Constantino que quiso unificar el culto pagano al sol, con el culto católico del nacimiento de Jesús, lo que logró definitivamente cuando organizó el Concilio de Nicea en 525.
En tiempos de los romanos se celebraba esa fiesta con el nombre de Saturnal o Saturnalia, que arrancaba el 19 de diciembre en honor a Saturno, el dios de la agricultura, y se extendía por siete días, una semana completa de joda, diversiones y banquetes por doquier, hasta quedar petisos, para rematar con la Fiesta del Sol el 25 de diciembre. Así fue que, una vez más, la Iglesia primitiva tomó del paganismo una celebración y la introdujo a la iglesia, antes de rechazarla por ser de origen pagano.
También se debe tener en cuenta que en el Norte de Europa había una fiesta de invierno similar que se llamaba el “Yule”, en la que se quemaban troncos, adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para logra que el sol brillara con más fuerza (en realidad era natural que la primavera llegará con el sol más radiante luego de sus tres días de estacionamiento). Allí nace entonces el árbol de navidad de estos días.
Si tomamos estos dos hechos, como también lo que ocurría el 6 de enero anteriormente (con la llegada de la Luz) podemos comenzar a comprender un poco el significado del fuego, de los fuegos de artificio, de los cohetes, etc. Es una costumbre ancestral, mezcla de paganismo romano y festejo religioso católico.
En síntesis, Jesús no nació precisamente el 25 de diciembre, la fecha nunca se supo. El festejo no existe en el Nuevo Testamento y nace de la relación del emperador romano con los católicos, para unificar fiestas religiosas y paganas, so pretexto de acercarlos a la incipiente iglesia.
El Papá Noel y Santa Claus es un invento yanqui (con algún infiltrado comerciante judío) ¡cuando nó! Y no tiene nada que ver con la religión.

Sea como sea, igual hay que celebrar la navidad porque nos traslada sin quererlo a nuestros días infantiles, a la inocencia de creer en la llegada de Papá Noel con sus regalos, al arbolito, a la cartita pidiendo un juguete, a la reunión en familia… a nuestras creencias que a veces se ven opacadas al comprobar la mendacidad y el oscurantismo estúpido sustentado en el temor, más que en la fluidez natural de nuestras convicciones; claro que lo del banquete antiguamente se podía hacer porque no habían inventado la inflación que tenemos en nuestro país que ya nos consumió sueldo, aguinaldo y los 500 de mediados de enero.

Pero igual, vos y tu gente, yo y mi gente seguramente estaremos juntos en nuestros lugares y nos daremos un beso, habrá abrazos, habrá deseos de felicidad, habrá chin chin con copas entrecruzadas, habrá recuerdos para los que se fueron, habrá remembranzas de lo que fuimos…y habrá una oración y un gracias para el Creador del Universo sin importarnos la fecha exacta en que nació su Hijo.

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