Una profesora de fonética, rubia y de curvas esculturales, se siente desanimada ante los escasos progresos que advierte en una clase de hombres tartamudos, en su mayoría de provincias, que no dejan de mirarla con deseo mientras ella habla. Así un día, harta de que ninguno mejore, se planta frente a ellos y les dice:
- A ver, al que consiga pronunciar correctamente el nombre de su ciudad natal le haré el amor sin frenos en la salita de aquí al lado.
A los hombres se les encienden los ojos, pero se ponen aún más nerviosos.
- Empecemos con vos, el cordobés, ¿dónde naciste? - dice la profesora.
- A ver, al que consiga pronunciar correctamente el nombre de su ciudad natal le haré el amor sin frenos en la salita de aquí al lado.
A los hombres se les encienden los ojos, pero se ponen aún más nerviosos.
- Empecemos con vos, el cordobés, ¿dónde naciste? - dice la profesora.
El hombre traga saliva.
- Vi-vi-vi-vi-villa Ma-ma-ma-ma-ma-ma-maría - tartamudea, sudando.
- ¡Aplazado!
- A ver vos, el de Río Negro, ¿dónde naciste?
El hombre se pone de pie, muy tenso, y dice:
- Ci-ci-ci-ci-ci-po-po-polle-lle-lle-lle-tti».
- ¡ A practicar!
-Vos, el santafesino....
- ¡Aplazado!
- A ver vos, el de Río Negro, ¿dónde naciste?
El hombre se pone de pie, muy tenso, y dice:
- Ci-ci-ci-ci-ci-po-po-polle-lle-lle-lle-tti».
- ¡ A practicar!
-Vos, el santafesino....
- Ro-ro-ro-ro-ro-ro...,- el hombre se seca la frente con un pañuelo, se afloja el nudo de la corbata, - ...ro-ro-ro-ro-ro-sario.
- ¡Pésimo!» - se impacienta ella.
- Vos, el entrerriano, ¿de dónde sos?
- Gualeguay!!, exclama el hombre de un tirón, y la profesora queda muda.
- Caramba... excelente!! - admite en voz baja.
- Bueno... vamos al lado, yo cumplo con mis promesas.
En la salita, ambos se desvisten y empiezan a hacer el amor frenéticamente sobre una alfombra, en todas las posiciones.
A la media hora, el hombre hace una pausa, tendido sobre ella, y la mira a la cara.
- ¿Sí? ¿Querés decirme algo? - pregunta la profesora.
...ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-chú!
- ¡Pésimo!» - se impacienta ella.
- Vos, el entrerriano, ¿de dónde sos?
- Gualeguay!!, exclama el hombre de un tirón, y la profesora queda muda.
- Caramba... excelente!! - admite en voz baja.
- Bueno... vamos al lado, yo cumplo con mis promesas.
En la salita, ambos se desvisten y empiezan a hacer el amor frenéticamente sobre una alfombra, en todas las posiciones.
A la media hora, el hombre hace una pausa, tendido sobre ella, y la mira a la cara.
- ¿Sí? ¿Querés decirme algo? - pregunta la profesora.
...ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-ch-chú!
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