1) Que no declare. Hace un mes podía entenderse el contexto: los defensores oficiales lo hundieron adrede, fue golpeado por la policía -hecho ultracreditado, pero en la provincia de Entre Ríos, tomado como natural- y es mantenido en una celda aislada, con los antecedentes existentes en San Benito (el caso Fernanda Aguirre) y Entre Ríos (los "suicidados" en las comisarías.
2) El Dr Miguel Ángel Cullen. Abogado "defensor" que hace todo lo posible parea incriminar a su defendido. Con un coqueto estudio jurídico que nadie sabe quién paga (pero es fácil de presumir) se suma a que el abogado "querellante" Marcos Rodríguez Allende oficia de abogado de Ángel Vázques y que los fiscales parecen voceros de lo peor de la policía.
¿Tendrá algo que ver con quienes asesinaron a Priscila el único imputado y está negociando? Es una duda razonable dado que, sino, jurídicamente, se está suicidando.
3) La falta de colaboración. Que no diga si conocía o no a Priscila y en qué circunstancias. Quiénes le vendieron el celular y el casco de la víctima. Es decir, el sospechoso desinterés por aclarar el caso.
Lucas Carrasco
de
NOTICIAS ENTRE RÍOS
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