La tarea diaria se hace pesada, sacrificada; los requerimientos del populacho son cada vez más exigentes, pretensiosos en más de una ocasión. El despacho presidencial alberga un universo de problemas de individuos porque encuentran allí la protección, la ayuda material, el registro de conducir gratuito, hasta un confesionario.
Muchos se aprietan en los pasillos esperando turno, a veces por horas, pero no les importa ya que el esfuerzo puede valer ya un colchón, ya una bolsa con alimentos, ya la orden para retirar un medicamento de la farmacia del pueblo.
Nunca faltan los oferentes de mil productos que piensan que allí está la salvación de “la diaria” y pretenden el privilegio de ser atendidos con prioridad. Y están los que vienen “recomendados”, con la tarjetita en su mano, pretendiendo lograr sí o sí solución a sus planteos.
Es moneda corriente la presencia de la militancia, que entra y sale arrogante, pateando puertas como en un orgasmo tras los esfuerzos de campaña, sin pedir permiso, sin saludar, pidiendo hablar solamente con el jefe...
Es moneda corriente la presencia de la militancia, que entra y sale arrogante, pateando puertas como en un orgasmo tras los esfuerzos de campaña, sin pedir permiso, sin saludar, pidiendo hablar solamente con el jefe...
Rutina, mera rutina de un día hábil en la comuna de un pueblo desordenado, carente, crecido a empujones y sin panificación alguna.
Se invaden las oficinas principales del palacio de un ambiente espeso lleno del aroma fuerte, penetrante de las necesidades, un termómetro infalible que marca el punto exacto de una realidad que se pone delante de las narices.
Las prendas de vestir oxigenan el calor de la actividad intensa, pero a la vez se impregnan de ese vaho pueblerino sediento de soluciones.
No alcanza con las ofertas de TSU con sus aromas ‘saladeños’ ni las de AVÓN con sus escasos potajes mediocres. Caros pero los mejores: los productos de ‘Mary Kay’ están a la altura de las circunstancias para la cúpula progresista que exhala ‘pueblo’ por sus poros.
No alcanza con las ofertas de TSU con sus aromas ‘saladeños’ ni las de AVÓN con sus escasos potajes mediocres. Caros pero los mejores: los productos de ‘Mary Kay’ están a la altura de las circunstancias para la cúpula progresista que exhala ‘pueblo’ por sus poros.
Lo menos que puede esperarse es una cortesía de la casa ante la elección del producto adecuado para recuperar la frescura corporal y, en agradecimiento, la dulzura de los besos y los mimos cuidadosos y seductores.
¿Quién podría cuestionar esta armonía cuasi celestial?
¿Es que no se puede aceptar que existen dos mundos diferentes sin necesidad de otra dimensión?
Acá, conviviendo con nosotros, el tortuoso camino del purgatorio…lucha, sudor, desazón, dolor, hambre… el sendero de los estrellados…
Allí, cercana pero vedada a los súbditos: ¡la ruta de las estrellas!...¡el cielo al alcance de las manos!
Vivimos entre dos mundos paralelos ¿y qué?
¡Hace la tuya y dejá vivir…! la lucha de clases no existe; la lucha de clases es síntesis de 'migajas para todos' y mucha riqueza para hacer otros pocos nuevos ricos.
“Plantaron en Puerto Madero un ‘almorzadero’ de trabajador; no hay que reservar primero donde el piquetero tiene el comedor. Un turista brasilero, que vino en crucero a pasar calor, se equivocó de cordero y vino contento con su ‘Termidor’; trajo un cartón de ‘Resero’, sabor piquetero a mi comedor. Gratuita la torta frita y yerba de ayer secándose al sol. Ni el carnaval carioca, sale tan barato, debe ser peor; se puede comer de ronga (garrón), si ¡qué poronga mi comedor! Plantaron en Puerto Madero un ‘almorzadero’ de trabajador…¡Vida paria… en burbuja inmobiliaria!” (“Comedor Piquetero”. Andrés Calamaro)
SECRE: ‘Nanuchi’, cuando no haya nadie me avisas que voy a llamar por teléfono a Mariela de ‘Mary Kay’.
BB: Okey, ¡mi vida!
SECRE: ¡Miles…miles…miles de besos!!!
BB: ¡Miles…¡mi amor! (símbolo de corazoncito)
SECRE: ¿Qué estás haciendo?
BB: Atendiendo gente.
SECRE: Ah…bueno. Te dejo seguir trabajando.
BB: Ahora te voy a visitar.
SECRE: Bueno…te espero. Acá está lleno de gente, cuando vengas me avisas y me voy afuera..¿queréssssss?
BB: Sí…acá también tengo gente.
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