lunes, 8 de abril de 2013

LOS NERVIOS SE IMPONEN A LA RAZÓN


GRAVE AGRESIÓN DEL 
INTENDENTE DE SAN BENITO A SU VICE
Confirmando una vez más el régimen fascista que enluta la administración municipal de nuestra ciudad desde hace algunos años. Hemos tenido que comprobar nuevamente en la mañana de hoy una atropello que ensucia la representatividad que se debe ejercer con la altura que las circunstancias obligan y que denuncia un estado de nerviosismo producto de las acontecimientos que se avecinan.
Hoy ocurrieron actos indignos dirigidos contra la persona del Vice Intendente Eduardo Massei, quién quiso interiorizarse de forma personal  acerca de lo que se viene dando como “alimentación” a los niños necesitados de nuestra ciudad. Las quejas eran muchas acerca de  graves irregularidades que se daban en los comedores infantiles que funcionan con un racionamiento diario que subsidia el C.O.P.N.A.F. de la provincia.
Enterados de la visita del Massei desde la administración municipal intentaron – infructuosamente – de cerrarle las puertas para evitar que se enterara de lo que se estaban cocinando; la autoridad del Vice Intendente es suficiente chapa como para ingresar a cualquier dependencia municipal para observar su desenvolvimiento.
Sin embargo, primero el ‘langa’ de la Cámara de Diputados y ahora encargado de hacer los ‘mandados diarios’ Jorge Franco, intentó prohibir el ingreso de Massei y – ante esta imposibilidad – pretendió ordenar a las cocineras que no lo dejaran observar lo que estaban cocinando.
También fue en vano esta pretensión por derecho propio y porque las mismas cocineras se dieron cuenta que no pueden sobrepasar la autoridad que tiene el Vice de nuestra Comuna.
Las corridas, órdenes y contraórdenes, y los gritos y puteadas del intendente BB estuvieron a la orden del día en la mañana de hoy.
El propio intendente se encargó de demostrar su injustificable estado de alteración cuando se apersonó al comedor que funciona en calle Basavilbaso, lo que forma parte de una capítulo aparte, que ya narraremos.
Lo cierto es que se pudo comprobar de forma fehaciente que las porquerías que dan de comer no son dignas ni de los perros, salvo algunos cerdos hambrientos que pudieran arriesgarse a chapalear esas vituallas.

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