DEJAN SIN TRABAJO A EMPLEADOS MUNICIPALES PARA ACOMODAR A OTROS
Como contribución para que más de uno se vaya sacando la venda de los ojos y vaya comprendiendo lo que es realmente el actual estilo de gobierno comunal, se vienen dando en el día a día muchas situaciones enojosas que desnudan una realidad, que desde un principio nos hemos preocupado en difundir.
Siempre hemos sostenido que la presencia de dirigentes foráneos que aprovechan circunstanciales oportunidades para aterrizar en ciudades como la nuestra, enancados en postulaciones acomodaticias digitadas desde el poder central son perjudiciales a la corta o a la larga, porque los que no tienen arraigo en nuestro suelo poco pueden palpar y respetar la idiosincrasia que fueron dejando sentada nuestros mayores.
Una vez más queda demostrado que tenemos razón cuando vemos la facilidad con que se deja sin trabajo a un buen vecino con familia o cuando no se le da la cobertura social que le pertenece.
Ya lo vimos cuando ocurrió el accidente del empleado comunal Mastrángelo, de cuya recuperación total aún no se tiene diagnóstico.
Ahora vemos que desde la administración de Vásquez BB se viene dando la oportunidad de trabajar a ciudadanos que ni siquiera conocían donde queda nuestra ciudad, dejando de lado a vecinos que desde hace años venían cumpliendo distintas tareas y que, gracias a las retorcidas maniobras leguleyas, habían venido siendo explotados desde el propio estado en calidad de empleados sin ninguna cobertura social ni estabilidad laboral. Empleados cautivos: esas es la definición más justa.
Cautivos de los avatares políticos que se suceden en el tiempo cada dos años, indefinidamente. Empleados que se usan, que se mezclan con el rótulo de militantes entre las necesidades ‘sucias’ que deviene del proselitismo electoral, que muchas veces son obligados a realizar acciones que nada tienen que ver con la prestación municipal.
El caso más paradigmático es el que conocemos todos: el ‘colorado’ Ledheros, un multiuso confundido entre tareas públicas y necesidades personales de las autoridades de ocasión, un profiláctico humano que puede llegar a terminar como todos, tirado en el tacho de la basura.
Lo más reprochable es que quedan siempre descolgados de la ley, de cualquier protección previsional, bajo la presión constante de jugar para mezquinos intereses sectarios so pena de quedar sin la ‘changa’ (porque en definitiva son ‘changarines públicos’).
Así las cosas, nada le cuesta a las autoridades dejarlo en cualquier momento sin trabajo para acomodar algún advenedizo, como ha ocurrido por estos días en nuestro municipio con el obrero Julio R. Izaguirre que prestó servicios durante once años y quedó en la calle porque el intendente BB necesitaba acomodar a un amiguito del Rosedal donde faltan pizarrones y sobran las tizas.
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