Tribuna de Opinión
Por Aníbal González Comas
Jorge Busti dio demasiada ventaja con su sed de venganza personal, trasladada a la arena política entrerriana, cuando formó una estructura endeble, sin demasiadas convicciones ideológicas, para enfrentar al poder ostentado por sus propios hijos políticos.
A nadie escapa que el staff de funcionarios del gobierno provincial existe gracias a Busti que los llevó de la mano cuando fue gobernador.
A nadie le quedan dudas a la hora de dimensionar las cualidades para constituirse en un líder del actual gobernador, nacido en política por obra y gracias del “Conejo” concordiense, que lo sacó de la galera pensando que tendría un mandadero de circunstancias, hasta su vuelta.
¡Tamaño error!
No contó en su momento con la estrategia de los Kirchner que encontraron la mesa servida para borrar a un ‘cabezón’ que les molestaba en esa etapa fundacional de totalitarismo chavista; fue entonces cuando inflaron a un aliado incondicional y a un aplaudidor con asistencia perfecta: eso fue Sergio Urribarri: un mandadero de los Kirchner.
Sin embargo, quien debió haber sido el comendador nato de la política justicialista en Entre Ríos no supo ‘agiornarse’ y pagó demasiado cara su tozudez suicida y cayó en su propia trampa.
Jorge Pedro Busti entró en una descendente inevitable, por cuestiones cíclicas y por sus torpezas y rencores que lo enceguecieron.
Por eso ya es historia de manera irreversible.
Busti cayó en el error de subestimar al poder central y se cortó con un engendro político que no tuvo capacidad para ser atractivo, teniendo como causa principal la falta de entronque con un proyecto serio a nivel nacional.
Su participación en las elecciones del año pasado fue un cachetazo casi definitivo.
La inmensa mayoría de los que jugaron la patriada en el Frente Entrerriano Federal saben que no hay mucho más por hacer allí. La gran mayoría sabe que la lucha no puede existir si no es dentro de la propia estructura justicialista, digamos: dentro de la estructura que tiene el sello habilitante, todavía.
Es por esto que se comienza a observar el intento de retorno hacia el oficialismo, maquillados de circunstancia, por parte de un amplio grupo de dirigentes que ven la realidad y no quieren perder el tiempo.
Desde el gobierno ven con buenos ojos que suceda esto lo más rápido posible porque se avecinan tiempos políticos desfavorables, por lo que no es prudente desperdiciar el aporte de un amplio grupo de dirigentes que ha quedado con el pase libre desde la extinción del F.E.F.
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