DEL PERJURIO EN LOS ANTIGUOS REINADOS ...
A LAS GUAMPAS CRIOLLAS
Dice el adagio que “entre bueyes no hay cornadas” y algo de eso ocurrió la pasada semana en el salón blanco (o Sala “Blanca”) del palacio municipal, que está lejos de aquellos esplendores de las finas realezas.
Es que en ocasión de prestar servicios extraordinarios para las sacrificadas tareas cotidianas que exceden del horario común de trabajo, desde el Ejecutivo Municipal instruyen en oportunidades a su personal para que se quede luego del cierre habitual que se produce a las 13 horas.
Siempre hay algo que hacer, según los ejecutivos de nuestra comuna. Papeles, resoluciones, cheques, pagos suelen ser motivo para sobrepasar el horario y eso es motivo para que algunas empleadas se queden junto al intendente y su asesor.
La relación entonces se transforma en más fluida y personal; las caras adustas trocan por sonrisas picarescas, caídas de ojos, cifrados mensajes que sólo permite el filing, todo ello para hacer más llevadero el esfuerzo por sacar adelante las tareas comunales.
Estas cosas suelen acarrear consigo peligros que no se dan cuando hay mucho personal trabajando. Las relaciones se hacen tan aceitadas a veces que la cercanía y el contacto personal hacen que el diablillo de las tentaciones haga su trabajo en el subconciente.
La semana pasada, una empleada calificada junto a la concubina del intendente tuvieron necesidad de ingresar a la oficina ejecutiva para hacer conocer unos papeles al asesor letrado de la municipalidad; como es de costumbre en esos casos y al haberse retirado los anunciadores oficiales a sus casas pasaron sin hacerse anunciar y…¡oh sorpresa!... fue entonces que encontraron al Chuqui Gilberto entablando “ingenio sas deli beraciones” con una conocida jefe de sección que venía de un curso de respiración artificial (en una modalidad distinta a la de boca a boca) y se lo explicaba enfáticamente; el calor de la acción no les permitió acomodar a tiempo las prendas de ambos lo que provocó una exclamación de sorpresa de la compañera de Ángel Vásquez Pá. No se sabe todavía si esta sorpresa fue algo natural, por celos, o algo premeditado que se venía investigando desde hacía un tiempo.
Se había descubierto que entre esta empleada y el asesor venían direccionando subsidios que llegaban a personas inexistentes; para ello, dibujaban los respectivos expedientes de manera tal que las resoluciones se emitían de manera legítima, que eran firmadas sin chistar por el intendente. Traducido, entre la desleal empleada y el Chuqui ya no se conformaban con el clarinete del postre de mediodía sino que también se quedaban con la guitarra. ¡Vaya dúo! ¡en cualquier momento también forman un conjunto para hacerle la competencia al que le “hacen el mandado”.
Hubo entonces una medida ejemplificadora, ya que la mencionada empleada fue cambiada rápidamente de sección y ahora deberá entenderse con el trust de golosos concejales que ya programan sus propias tareas extraordinarias.
¿Y qué pasó con el Chuqui Gilberto Delvecho?...¿qué puede pasar?
¡ENTRE BUEYES NO HAY CORNADAS!!!
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