Como no he de recordar, ese
terruño querido,
donde se meció un nido, donde se meció un hogar,
alegre hoy
siento pasar, frente a Mis selvas queridas,
las endechas doloridas, de
calandrias y zorzales,
que allá en los verdes sauzales, comenzaron a cantar.
Oh mi tierra generosa, si
termina mi existencia,
le pido a la Providencia, que tu cielo me amortaje,
y
con su verde follaje, el suave que mi alma adora,
a mi frente soñadora, la
cubra con tierno arrullo,
y del Paraná el murmullo, retumbe mi humilde fosa.
(“La
Acción” de Paraná. Sábado 1 de junio de 1918)
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