(Colaboración Rubén Omar H.)
Si uno generara una muestra acerca de qué consideran las personas por Fraude, probablemente un alto porcentaje de ellas responderán con conceptos referidos a la malversación del recuento de votos en un acto electoral. Y estarían en lo cierto, ya que es una de las formas más populares, entre otras tantas, de materializarlo.
Basta ver algunas definiciones de diccionario:
“Como un injusto consiste, que una persona aprovechándose del error o mediante engaños obtenga de otra un beneficio, se haga de una cosa o un lucro”.
“Es el engaño o aprovechamiento de la ignorancia de alguien para obtener un beneficio en cualquier forma traducible”.
“Daño o abuso previsto, además a conciencia de las posibles consecuencias, entre más involucrados, más complejo el Fraude”.
La construcción de un país con una República como referencia final exige taxativamente rotar nuestro abordaje acerca del Fraude. Y vayan algunos ejemplos concretos de la operatoria gubernamental que sostienen esta aseveración:
Fraude es la propaganda oficial en Fútbol para Todos, donde se utiliza un espacio público para ponderar hechos reales o ficticios. Con el agravante que, amén de la propaganda explícita durante los partidos y, en especial en los entretiempos, los conductores también aportan su cuota de irresponsabilidad al intercalar temas políticos en el medio de su relato deportivo.
Fraude es cuando en un canal estatal se construyen programaciones destinadas a denostar a cuanta persona aparezca con un criterio diferente al oficial, invitando a todo personaje político alineado al relato para apoyar con genuflexión la mentira.
Fraude es inmiscuirse en escuelas, desde el jardín hasta la secundaria, induciendo al alumnado a pensar de una manera sectaria y fanática, violentando los criterios educativos de libertad más elementales.
Fraude es cuando al colonizar los estamentos judiciales bajo amenazas y presiones, se ampara a delincuentes por el simple hecho de pertenecer a la tropa propia. Todo esto frente a la mirada azorada del ciudadano común de a pie.
Fraude es cuando una presidente escracha a ciudadanos comunes con el poder de fuego mediático que posee un Estado avasallador, por el simple hecho de exponer y no comulgar con su visión política o económica.
Fraude es cuando se desarticulan instituciones de los poderes del Estado, generando empleos masivos bien rentados a cambio de la incondicionalidad más absoluta.
Fraude es cuando se instalan candidaturas testimoniales, donde se postulan personas que nunca van a cumplir lo que prometen.
Fraude es arrastrar a un país a una guerra de poder con un medio, sindicato o personas.
Fraude es cuando todas las personas relevantes del poder político oficial acrecientan sus patrimonios de forma inexplicable.
Fraude es cuando se habla de inclusión y se potencia la indignidad, sumiendo a millones en la pobreza material e intelectual.
Fraude es sacar del medio y atacar a periodistas que dicen su verdad, con el fin de marcar a fuego un relato falaz.
Fraude es cuando se exhibe la riqueza mal habida como un mérito al mismo tiempo que miles degradan sus vidas en la miseria y el atraso.
Fraude es cuando se izan banderas de los DDHH por la que jamás se peleó, hiriendo gravemente uno de los pocos temas de confluencia y respeto por parte de la mayoría del cuerpo social.
Fraude es cuando mueren 52 personas, 700 quedan heridas y una presidente no da la cara.
Fraude es cuando esa misma presidente aparece en TV para hablar con dobles de reparto.
Fraude es cuando se pondera y se induce a la violencia.
Fraude es tergiversar los datos de la realidad a través del INDEC.
Fraude es cuando se instala la división y el rechazo del otro.
Fraude es cuando en la aerolínea de bandera se ve y se lee abordo la ficción, cuando en un tren se pinta por fuera la imagen de un ex presidente abrazado a un dictador.
Fraude es cuando se cuelga la gigantografía de la imagen de Evita en un edificio público, en la avenida más ancha del mundo y capturada en cada foto tomada en la perspectiva del obelisco, y utilizada como respaldo visual mediático en las alocuciones presidenciales.
Fraude es cuando una presidente usa y abusa en forma reiterada de una cadena nacional destinada para fines de urgencias, con el objeto de fanatizar, agredir, y de instalar temas de tablero político.
Fraude es inaugurar o reinaugurar algo que no va a funcionar en lo inmediato, o que nunca va a funcionar.
Fraude es vetar el 82% móvil para quien trabajó toda su vida aportando al sistema mientras se utiliza la ANSES para fines ajenos a su cometido.
Fraude es cuando todo lo tangible debe llamarse Néstor Kirchner, mitificando una figura que claramente construyó la matriz delictiva actual replicando lo hecho en Santa Cruz.
Fraude es cuando se subsidia a inmigrantes limítrofes a cambio de nacionalidad y votos, hacinándolos en villas de emergencia.
Fraude es cuando se financian gastos privados con recursos de la ciudadanía.
Fraude es cuando se declama el freno a algunas corporaciones para darle espacio de poder a los neo conglomerados propios, asignando recursos del Estado para construir y mantener viva la mentira.
Fraude es cuando se respalda el éxito profesional y el enriquecimiento personal a partir de la adulteración del título habilitante.
Fraude es cuando se es inoperante y mediocre en el manejo de la Fragata y se auto premia con un festejo millonario.
Fraude es cuando se vulnera la Constitución a través de voceros eventuales que intentan descaradamente perpetuar una figura a través del tiempo y en contra de la ley.
Fraude es legalizar que un adolescente vote a un presidente o legislador en forma optativa cuando es obligatorio, mientras el mismo no puede hacer autónomamente el trámite administrativo más simple.
Fraude es negar lo innegable.
Fraude es cuando se logra que las personas toleren mucho más de lo que debieran.
Fraude es cuando finalmente se falsean los datos de los votos escrutados.
Al igual que en una enfermedad dermatológica en la cual la piel muestra una anomalía o deformación, se deben encontrar las causas debajo de ella. Y para eso es necesario usar un microscopio que nos ayude a ver lo profundo, el lugar en donde se origina el mal.
Hay que entender que el fraude comienza cuando se trazan estrategias perversas, cuando se le asignan recursos, cuando la mentira expuesta fanatiza, cuando se disfraza de ley lo que está por fuera del sistema. No hay que quedarse con la mirada miope del conteo falseado de votos. La sociedad toda debe generar sus propios anticuerpos al fraude.
El fraude es, lisa y llanamente, la subversión del mandato constitucional. Y eso debe ser juzgado y penalizado para que sea posible construir una República.
Es necesario soñar y despertar con un “nunca más” de la corrupción, dándole el carácter de imprescriptible para que asome el país que la mayoría quiere tener."