lunes, 21 de febrero de 2022

UN VIAJE AL PASADO: ESPINILLO NORTE

EL BOLICHE DE DON ALEJO BELLO!:

PARADA OBLIGADA DE LOS PAISANOS DEL PAGO!!!

Esta tarde anduvimos recorriendo nuestros pagos de origen: Espinillo Norte, en vísperas de aquella Batalla del Espinillo ocurrida el 22 de febrero de 1814...batalla inicial de nuestras cruentas guerras civiles entre federales y porteños y nada mejor que recorrer aquella ruta tan antigua como lo era el "Camino Real" y la posta de Antonio Pintos Ferrer casado con Josefa Mendizábal. 

Un tortuoso sendero que nació unos años antes cuando la epopeya llamada el "Éxodo Uruguayo" fue a establecerse en la zona de Concordia, más precisamente en el Ayuí, luego de huir de los españoles que se hacían fuertes en Montevideo por octubre de 1811. Diez mil individuos necesitaban alimentos y de todo tipo de ayuda que les enviaban con cuenta gotas desde Buenos Aires por la Bajada del Paraná, porque todos los ríos estaban sitiados por la escuadra española. Así nació el camino que unía Paraná con la Concordia de hoy, por una traza distinta a la actual autopista en construcción...

Pero en el ánimo no estaba revivir un derramamiento de sangre producto del capricho de los porteños de entonces... Sin embargo, no resistimos la tentación de ir hasta lo de la familia Valentín, donde estuvo la Posta que por entonces estaba bajo la responsabilidad de Nicolás Mendizábal, hermano de la esposa de Antonio Pintos, donde se firmó el acta de capitulación en aquella tarde de la primera victoria federal y encontrarme con parientes lejanos que ni bien me vieron se acordaron del "Aníbal" y de mi madre "la Pituca". Resulta estremecedor, realmente - ¡volver... para respirar las propias raíces!... parafraseando a Neruda. 

Era un cercano viaje al pasado.. pero un poco más reciente.

Fui para recordar el tiempo en que mi familia vivió en la quinta del Dr. Uzín ... frente a lo de don Alejo Bello, sobre la Ruta 18... allí nací hace casi 72 años y quedé impregnado para siempre de aromas a espinillo.

En realidad fui para acompañar a Don José Pintos Romero que con sus 85 largos años fue a revivir una niñez dura y exigente, acompañado de su esposa, de su hija Vilma y una sobrina. La hija de Don Alejo, Yolanda Bello Portorreal, abrió la puerta del negocio con cierto recelo, porque hacía varios años atrás había sido asaltada por malvivientes. Pero rápidamente me reconoció y nos introducimos al pasado del sorprendido Don José que nunca había imaginado llegar adonde había trabajado hacía tantos años atrás.

Llegar al umbral del boliche de Don Alejo fue un reencuentro emocionante!.. conmovedor! ¡Los toscos ladrillos del piso en el frente exterior estaban intactos, sólo faltaban los palenques donde ataban la caballada!... Don José Pintos había sido dependiente de Don Alejo Bello nada menos que hace 75 años atrás. Hacía poco se había realizado la mensura para construir la Ruta 18 y el boliche se había mudado al actual enclave en 1944. Antes estaba casi sobre la misma ruta. Entre 1946 y 1947 llegó Don José como ayudante del bolichero; hoy en su memoria están intactos aquellos tiempos, aquellos apellidos donde abundan los Bello, los Portorreal, los González, los Pereyra, los Ramírez, los Giménez y tantos otros... que tuvieron en sus antepasados fieles soldados que siguieron al General Urquiza en las campañas y que, precisamente, fueron obsequiados con tierras cercanas al cuartel de caballería del Espinillo como premio al coraje por defender la causa federal.

Don José Pintos Romero todavía recuerda lo que era la concurrencia de los paisanos del pago al flamante boliche de "Lo de Alejo"... ¡La misma mesa donde jugaban al truco!... ¡todavía flotaba en el aire el fuerte olor al tabaco de cigarro y creía escuchar, casi como un murmullo, una: -¡ falta envido! y un: - ¡quiero treinta tres y soy mano!... ¡y el rincón donde Don Alejo le cortaba el pelo a sus clientes, mientras le improvisaba unos versos que ni envidia le tendrían  Evaristo Carriego, Guillermo Saraví y el mismísimo José Hernández... 

DON ALEJO BELLO
"EL BOLICHERO PUETA"
Allí estaba la balanza precisa, de metales nobles, mezcla de alpaca con bronce y un baño en plata con sus pesas originales! ... ¡Esa antigua radio que había sido en su origen a batería y donde se escuchaban y se vivían como si los libretos de las novelas de la tarde fueran los propios!... ¡la misma estantería luciendo antiguas botellas de bebidas espirituosas!... la heladera que enfriaba con barras de hielo ya no estaba en el lugar, pero seguía guardada en un galpón al fondo.

!Era el cuadro vívido del tiempo ido, una pintura real con pinceles de Florencio Molina Campos!.. Allí estaba Don José recorriendo con su mirada vaga, llena de nostalgias, detalles guardados entre los recovecos de una niñez difícil.  

Y llegó el momento de continuar el viaje... Agradecido por las fotos que me obsequio Yolanda Bello de las tías Sara y Fortuna en su juventud, del tío Américo, el "Pimeño" , y del mismo Don Alejo.

¡Ambos pudimos volver a ser niños por un instante!

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