viernes, 31 de octubre de 2014

FACUNDO BRESSÁN "NO MATA NI UNA MOSCA"

http://www.noticiasentrerios.com.ar/2014/10/facundo-bressan-no-mata-ni-una-mosca.html

Por Lucas Carrasco
(PERTENECIÓ AL STAFF DE '678' DEL CANAL DE LA CÁMPORA. FUE EN SU JUVENTUD ESTUDIANTE EN LA ESCUELA ZULOAGA DE SAN BENITO)

"Mi prima salió con él, es un buen chico", dice una de las chicas más lindas de San Benito, que hoy tiene varios hijos y siempre está atenta a los chismes del pueblo.
"Si me preguntás hasta antes de que lo detengan, Facundo, no mata ni una mosca", otro, también, parece muy seguro de lo que dice. Tres testimonios iguales. El crimen de Priscila Hartman conmueve a San Benito, varios años después de la desaparición de Fernanda Aguirre.

-Yo sé quién fue- le aseguro, por teléfono, a Mariano Toffolini, camarógrafo de policiales en Canal 9 Litoral y residente en San Benito, donde además nació.
Se queda callado, del otro lado.
-¿Quién? ¡Decime, boludo!-
-Para mí, le contesto, fue el monje que se aparecía sin piernas en el Cementerio-
Se ríe. Porque el monje sin piernas que aparecía en el cementerio era él, disfrazado, de noche. Y yo el guía, que llevaba a los compañeros del colegio y los iba asustando de camino contándoles la leyenda del Monje sin Piernas que deambulaba con su espíritu maldiciendo las tumbas.
Lo confieso: el chamuyo de corrido siempre fue mi fuerte. Incluso cuando tenía 14 años y cursaba en la escuela de San Benito. Un lugar bucólico, de paisaje triste como las novelas suecas de Henning Mankell, donde resulta difícil encontrar de trasfondo la crueldad que Truman Capote araba en los poblados rurales estadounidenses pero sí podría cerrar la trama nauseabunda de policías y alcaldes corruptos que inmortalizó Raymond Chandler.
Facundo Bressan trabajaba en el campo, con su familia. La vida de los peones es, sí, sudamericana al palo, tercermundista a rabiar. Los rudos detectives que los grandes novelistas del policial negro han sabido trazar no tienen cabida en las aldeas sojeras rodeadas de explotación, miseria y violencia laboral, con tasas extraordinarias de ganancias. La República de la Soja.
Al otro día de que la policía detenga a Facundo Bressan por el crimen de Priscila Hartman, bajo la acusación de haber comprado el casco y el teléfono de la víctima, su papá fue igual a trabajar. Para subsistir.
Vive, la familia, en el pequeño casco céntrico de la ciudad, municipio de segunda categoría, según la ley entrerriana. Una casa heredada de sus bisabuelos.
El sábado, en el único club de la localidad, en una fiesta de adolescentes que buscaban recaudar fondos con fines solidarios para un transplante, desde el micrófono se pidió un minuto de silencio; habían encontrado el cuerpo de Priscila.
El hijo de la mujer de Mariano Toffolini le avisó. Él se comunicó con el canal. Lo natural: lo mandaron a cubrir la nota. Cuando llegó al descampado, ya no había policías. Llamó a la comisaría (la única que hay) y le dijeron que lo que habían encontrado era la moto de Priscila. Al otro día recién encontraron el cuerpo, a dos kilómetros.
Las cámaras de seguridad la tomaron por última vez el jueves, sola, en la moto, volviendo a su casa. Por la zona donde luego encontraron la moto.
La autopsia, realizada en Oro Verde, otra localidad rural, en las afueras de Paraná, pero para el otro lado, dice que la mataron el jueves. De manera "profesional": con un corte en el cuello. Le encontraron un guante de trabajo en la garganta, hundido. Se lo habían hecho tragar.
Es decir, la ahogaron con su propia sangre.
Ángel Vázquez, el intendente, hijo del ex intendente procesado por corrupción y diputado provincial, ingresó, tras la muerte de Priscila, al hospital San Martín de Paraná con diversos cortes en la mano y el brazo. Y drogado. Cocaína.
La explicación en San Benito (no la oficial, la prensa no tiene acceso más que a las diversas operaciones de prensa que surgen invariablemente del gobierno) es que Ángel discutió con el padre y golpeó un vidrio. No fue al dispensario municipal, que él mismo regentea como intendente. Si fuera un corte simple..
Mientras atendían al intendente de San Benito y amigo del hijo del gobernador Urribarri, Bressan estaba abrazando a su beba, que acababa de nacer. Subió sus fotos a Facebook. No tenía ningún rasguño en el cuello. Su beba se llama Ailén, que es el segundo nombre de Priscila Hartman. Flor de prueba.
Lástima que el nombre del bebé se lo puso la madre, a la que no veía desde hacía 4 meses.
Bressan aparece luego de ser detenido e interrogado en la tapa de El Diario, que pertenece al gobernador Urribarri, junto al presidente de la Sociedad Rural Argentina Luis Miguel Etchevehere, con varias marcas en el cuello que, asegura el diario, son de Priscila defendiéndose.
La historia del monje sin piernas suena má
s creíble.

No hay comentarios:

Publicar un comentario