Se detuvieron y el líder, particularmente corpulento y de aspecto rudo, desmontó, se dirigió a ella y le preguntó:
- “¿Qué diablos se supone que estás haciendo?
- “¡Voy a suicidarme!” – respondió suavemente la delicada muchachita, con voz cadenciosa y gesto fatal.
El motociclista pensó unos segundos y finalmente le dijo:
- “Bueno, antes de saltar, ¿por qué no me das un beso?
Ella, sin dudar, asintió, se hizo a un lado su larga y rizada cabellera y le dio un largo, apasionado y sabio beso en la boca. Después de esta intensa experiencia, la tribu de motoqueros aplaudió y el líder luego de recuperar el aliento, se alisó la barba y admitió:
-“Este fue el mejor beso que me han dado en mi vida. Es un verdadero talento que se perderá si te suicidas… ¿por qué quieres matarte?
– “porque… ¡porque a mis papis no les gusta que me vista de mujer…!”
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