En esta semana llegó la hora de definir las distintas candidaturas y la confección de listas completas para presentar ante las autoridades de cada partido; aunque el plazo del domingo 5 de junio es para los que van a participar de las internas abiertas previstas para el 14 de agosto, es muy difícil que prospere la intención de reducidos sectores que intentan participar. Es que en el oficialismo, por ejemplo tienen una serie de requisitos demasiado engorrosos para coartar esa posibilidad de sus afiliados y la otra ala del justicialismo, venido a partido vecinal provincial y encolumnado tras el ex gobernador Busti, tiene facultada en este dirigente la autoridad para aplicar en consenso "del dedo" en el armado de las listas.
Así entonces, en el territorio provincial las listas ofrecidas a la consideración de una porción del 70% (y más) de los electores, de acuerdo a estimaciones de los encuestadores, tendrán concentrada en dos dirigentes la sabiduría para designar todo el espectro electoral de ambas fuerzas.
Es increíble pero cierto. Urribarri y Busti tiene en sus manos la designación de dos tercios de las candidaturas expectables en Entre Ríos. Una aberración que no tiene nada que ver con el ejercicio de la democracia. Más bien es la degradación del sistema, puesto en riesgo peligrosamente;
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