Mitológicamente: es la Caja de Pandora o el Tonel de las Damaides (aquellas que debieron llenar con agua por la eternidad un barril sin fondo)
Arquitectónicamente: es la Torre de Babel o el Laberinto de Creta.
Geográficamente: es un mar tempestuoso pues solo tiene dos puertos ‘La Cárcel’ o “el Capitolio’.
Patológicamente: es una enfermedad que principia con la laxitud y elasticidad de lo miembros y acaba generalmente con una gran hinchazón.
Económicamente: es una bolsa donde se realizan negociaciones efectivas, siempre sobre la base de un capital imaginario: la voluntad popular.
Artísticamente: es un teatro cómico dramático, en donde todos quieren hacer el papel de defensores del pueblo.
Bélicamente: es una espada de tres filos, que corta con el primero a quien la esgrime, con el segundo al contendiente y con el tercero al mediador y con los tres a la pobre Patria.
Un gastrónomo que por casualidad leyó lo escrito hasta aquí, nos dictó por sobre el hombro esta suculenta y final definición:
La política es un rico pastel, que el pueblo costea, que se cuece al calor de las pasiones y que los más vivos se la comen tranquilamente, riéndose de la candidez de algunos y del fiasco de los otros”. (Fuente: “La Lucha”, sábado 3 de noviembre de 1906)
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