A 13 MINUTOS DE LA GLORIA, EL TRIUNFO SE ESFUMÓ.
PERDIMOS 3 A 2 CON UNIVERSITARIO
Es difícil arrancar un comentario justo cuando las cosas se dan como ocurrieron este domingo. Mucho más aún cuando no se acallaba el eco de los vítores entusiastas y delirantes de la hinchada que el pasado miércoles celebraba alborozada el triunfo frente a Paraná.
La historia continuaba. Uno de sus últimos capítulos habría de escribirse en el reducto de la Floresta…que no se por qué, pero siempre nos ha traído un sabor amargo en las justas deportivas, cuando la coincidencia ha querido que tengamos que cruzar toda la capital para ir a definir allí algún campeonato.
Se hizo la noche. Pero a no alarmarse, simplemente la noche de este domingo amargo. Pensaba esperar hasta mañana para volcar una opinión sobre lo ocurrido, pero me tentó el coraje y quise ensayar algo para consolarme.
Pensé en que se había jugado con todo, que se puso toda la carne al asador, que se jugó de igual a igual, que por momentos se dominó…pero no me alcanza, sigo desconsolado.
Pensé entonces en que se enfrentó a un equipo de otra categoría superior, pero no me alcanza, sigo desconsolado.
Pensé que se enfrentó a un equipo muy bien preparado físicamente…pero sigo desconsolado.
Pensé que los rivales están atendidos por un club que les paga para que se entrenen y les da un viatico por partido…pero tampoco me alcanza para consolarme.
Y pensé en muchas cosas más para tratar de darme una explicación sobre lo ocurrido, pero nada alcanza para convencerme en definitiva que se ha perdido el acceso a la final del Torneo Amistad, por absoluta responsabilidad propia, más que nada porque no se logró definir el encuentro cuando debió serlo, al menos en dos oportunidades clarísimas. En el final del primer tiempo por parte de Mariano Toffolini y en la segunda etapa en los botines de Matías Petersen, que de manera inexplicable perdió la conversión a pasos del arco desguarnecido de la U.
Si en este momento alguien me pusiera mil razones para justificar la derrota ninguna de ellas lograría convencerme.
Si alguien me diría, por ejemplo, que nos pasó por encima el único equipo que viene invicto en este año, le diría que está equivocado, porque no hubo una diferencia ni estratégica, ni en el tratamiento de la pelota, ni en mayor cantidad de llegadas al arco, ni en jugadas de buen fútbol, porque, al contrario, fue San Benito el que mejor trató la pelota y fue Universitario el equipo que mostró más viveza, más oficio, más conocimiento de lo que significa “´presión” en todas las jugadas divididas. Y eso le alcanzó.
Por eso el desconsuelo. Porque se perdió el partido por errores tontos a la hora de defender y a la hora de convertir. El arquero Berales fue el responsable, sin lugar a dudas, de dos goles que en cualquier otra oportunidad hubiera evitado con soltura y sin inconvenientes, porque sabe cómo hacerlo. Pero no fue su tarde. ¿Estaba lesionado en una mano??? Puede ser, pero tampoco me sirve para justificar los goles, porque en el segundo gol tuvo los pies para alejar la pelota y no lo hizo.¿ y el primero?, como se dice en la tribuna: ¡se lo comió!
Sin quererlo, ya está explicado lo que pasó a grandes rasgos. Todo el trabajo hecho y las ganas puestas no alcanzaron por errores propios que empañaron el excelente nivel que van alcanzado todos los jugadores del primer equipo.
Claro que hay que ser sinceros. Se le jugó a un equipo que demostró por qué ha llegado a ese lugar. Hay que tener en cuenta que jugó tres cuartos de partido con un hombre menos y eso es mucho en una final. Pero esas son las reglas de juego, que en este caso favorecieron en mucho a San Benito, que no pudo concretar en el arco rival la superioridad numérica por una empecinada obsesión de entrarle a la U por el medio de su defensa, cuando en el Libro Gordo de Petete ya se lee como elemental que cuando el rival queda con un hombre menos en su defensa, hay que atacarlo desde los costados, obligando a salir al menos a un defensor en la marca para abrir los huecos necesarios.
Pero ¿para qué vamos abundar en comentarios si ninguno habrá de consolarnos?
Pero ¿para qué vamos abundar en comentarios si ninguno habrá de consolarnos?
Aplausos y mil aplausos por la excelente campaña realizada.
Ya está. Ahora hay que consolidar ese buen fútbol que viene jugando San Benito y demostrar que es por lejos el mejor equipo de Primera B y salir a dar batalla desde el primer minuto del próximo torneo oficial, para conquistar el soñado ascenso.
…¿y el público???..la verdad: ¡estoy malamente sorprendido! En tan grande oportunidad en que se jugaba nada menos que el acceso a la final del máximo torneo de la LPF, los hinchas fueron los grandes ausentes…fuimos demasiado pocos a dar el aliento al equipo, cuando en el año vimos multitudes acompañando a los jugadores.
Alguien me susurró al oído: ¡en San Benito hay muchos envidiosos ¡¡¡ y yo pienso, robándole la frase a un acuñado tango:
¡PUEDE QUE TENGÁS RAZÓN!!!
¡PUEDE QUE TENGÁS RAZÓN!!!
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