jueves, 24 de junio de 2010

DEPLORABLE ESTADO DEL RECOLECTOR DE BASURA

No nos ilusionemos que este compactador no es el prometido; es sólo un  figurita.
NOS ANUNCIABA EL INTENDENTE HACE TRES AÑOS:
“VOY VIAJANDO DESDE CONCORDIA CON UN NUEVO CAMION COMPACTADOR”… Y muchos le creímos. Pensabamos que era cierto y que nuestra ciudad tendría el servicio que se merece. No pensamos que eran tiempos de campaña política y que en el “todo vale” se anotan mentiras por doquier.
Atrás quedaría para siempre el charret del “Juancho” Bertoldi, que fue el pionero en la recolección de residuos domiciliarios en San Benito en los tiempos en que Pedro Musich estaba al frente de la Junta de Gobierno hace unos treinta años atrás.
Atrás quedaría aquel engendro que se pudo conseguir en 1984 de vialidad provincial, cuando se logró arreglar el primer tractor que tuvo la ciudad, un Fiat 60 R, con el que se arrastraba un camión Chevrolet C.60 que no tenía motor…¡si parece verlos a don Cándido Bertoldi girando el volante del camión para la derecha cuando Aníbal Pifiger doblaba con el tractor para la izquierda!...¡las veces que quebraban la lanza!...pero así se empezó…
Atrás quedaría el mismo camión reparado a cero, con motor nuevo, que se puso en funcionamiento con la llegada del municipio en 1987.
Atrás quedarían los despojos que dejó Acosta cuando terminó su célebre gestión.
Todos nos ilusionamos con la llegada del camión compactador que Vásquez había comprado en Concordia y que nos anunciaba “en directo” por una radio local cuando viajaba a bordo del mismo rumbo a su destino final…
¿Qué pasó?...¡vaya uno a saber!...como rezaba el carro del "Yacaré" Alloatti: ¡Y nunca más se supo!!!

Hoy la cruda realidad nos abofetea con crueldad. El famoso compactador se ha transformado en una piltrafa que se parece a un camión, un destartalado camión fuera de toda norma, irregular de principio a fin. Anda sin revisión técnica, con cubiertas deplorables, sin freno de mano, sin luces de freno, sin rueda auxiliar, sin capot, sin luces de giro, sin paragolpes reglamentario, etc., etc.; es el monumento a la infracción vehicular. ¿Quién es su dueño?...el mismo municipio que se encarga, precisamente, del control vehicular a través del cuerpo de inspectores.
Ni hablar del personal encargado de prestar dicho servicio. Pagados de manera miserable, este personal trata de hacer lo imposible por satisfacer al vecindario. Pero tienen que realizar la tarea cotidiana sin los botines de seguridad reglamentarios que exige cualquier ART, sin guantes de cuero con caña larga, sin barbijos, sin casco (en los casos necesarios), sin ropas adecuadas, sin tener a mano un faja de seguridad por si la necesitan, etc., etc.
¿Qué va a pasar si, desgraciadamente, ocurriera algún accidente?... Pagará don Juan Pueblo, porque ninguna aseguradora se haría cargo ante tamaña infracción de parte del estado municipal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario