VA CULMINANDO UNA NUEVA NAVIDAD CON EL GRATO ENCUENTRO FAMILIAR
Hemos vivido nuevamente una conmemoración de la celebración religiosa que recuerda la llegada al mundo del Hijo de Dios, Jesús, que tiene una importancia fundamental en la liturgia de la grey católica.
Es la representación de la llegada del Hijo de Dios a la tierra una lección de vida para todos, practicantes o no, que nos pone en el verdadero lugar, que nos da una medida exacta del valor de la vida, del soplo de vida, todo un misterio que la humanidad nunca pudo develar.
Jesús nació en un pesebre humilde, en un corral, en un establo para ser más criollos, habiendo podido hacerlo en cuna de oro siendo que era el enviado del propio Dios a la tierra. ¡Toda una lección! Vino a redimir la falla original del ser humano, es el dogma. Vino a dejar enseñanzas con su propio ejemplo desde que nació hasta que la barbarie de su época lo crucificó.
Muchos de nosotros, actualmente, hemos confundido el verdadero sentido de aquella lección y creemos que Navidad es un festejo pagano para comer hasta reventar, para beber hasta quedar petisos, para quemar gran cantidad de nacionales en cohetes y juegos artificiales.
Es digno rescatar el mensaje de navidad como ejemplo de lo que realmente debemos valorar en nuestro paso por la vida, ya que no se trata de tener el signo de la moneda como prioridad, como único norte, olvidándonos de valores elementales. Es que para la mayoría de nosotros, parafraseando al mexicano Salcedo Giménez “la vida es una ruleta en la que apostamos todo” sin darnos cuenta que no podremos llevarnos nada.
Sirva esta Navidad para rescatar el valor de la vida!
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