jueves, 15 de septiembre de 2022

LA VISITA DE UN HIJO DE SAN BENITO QUE ESTÁ RADICADO EN ITALIA DESDE HACE MÁS DE 30 AÑOS

UNA PRESENCIA QUE NOS HONRA:
JULIO ALBERTO ROMERO 
ESTUVO EN NUESTRA CIUDAD
En la tarde de este jueves 15 de setiembre de 2022 hemos tenido la alegría de recibir a un hijo dilecto de nuestra ciudad, al niño aquel que cursó sus estudios primarios en la histórica "escuelita de madera", la N° 28 "3 de Febrero", al niño aquel que oficiaba de monaguillo al Pbro. Orlando Bottegal, al compañero en aquel tiempo en que los benedictinos de Victoria nos enseñaron a ser hombres, al jovencito que participó en los primeros pasos del Grupo Scout N° 252, en el que fue Sub-guía de la Patrulla Cóndor...Al deportista, nadador de aguas abiertas, que supo de los primeros chapuzones en los tajamares contiguos al arroyo Las Tunas, en la zona de los puentes y que llegó a ser récord mundial con 508 kilómetros de nado!... ¡vagos recuerdos en la memoria nos transportan hacia aquellos vaivenes, emulando al "Tarzán de las figuritas", colgados de las ramas del viejo sauce llorón!!! 
Y para ser un poco mezquino: ¡En la tarde de hoy me visitó, en el lugar donde me recluyo todos los días para avanzar en la tarea de investigación de nuestro pasado, el amigo de la infancia Julio Alberto Romero!... ¡Negro: le decíamos... pero que tenía la blancura del tiempo infantil, lleno de energía y de ganas de vivir, cuando todavía la vergüenza era un don adquirido por herencia patriarcal de los ancestros... cuando el remiendo no era excusa ni mucho menos un suvenir: sino que era la chapa patente de origen de los que mamamos la necesidad de los tiempos durísimos y nunca bajamos los brazos... Y hoy volvió para traer, ya no la inocencia infantil de otrora, pero sí para traer la luz intensa del aura que se percibe a simple vista!
La vida nos lleva a todos por caminos diferentes, caminos que en oportunidades corren paralelos y a veces se entrecruzan o bifurcan...Lo bueno es que tengamos la oportunidad como ésta que vivimos hoy, cuando ya pasamos la hora de la merienda en nuestros días, para poder darnos un abrazo sincero y sereno... y para decirnos: ¡Tanto tiempo viejo amigo de la infancia!... ¡Sesenta años que ayer parecieron eternos y que hoy son sólo un soplido!

1 comentario:

  1. Que hermosa es que un hijo haya volver al lugar de nuestra niñez y nuestra raíces

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