Entre las zarzas de un aromito en flor
Una ansiosa calandria estaba inquieta;
Vuelo y regreso … como si esperara
El pasaje azaroso del carruaje,
Del ruidoso transporte del lechero,
Que al son de los tachos, ya vacíos,
Acunaba inclemencias del camino
Que calcaban a diario sus caballos.
Nunca más volvería aquel carruaje;
Corría el rumor y el propio paisanaje
lamentaba: ¡ha muerto Yaco!
Cuando despiertan y trinan los zorzales
Ordeñar y partir de madrugada
A repartir la leche a los puebleros;
Una yunta de caballos atados al charrete
Partía para hacer la entrega cotidiana;
Con heladas, con lluvias iba el lechero,
Y agitando su rebenque… iba ‘Yaco’.
También se escribe el libro y la poesía,
¡Por ello es que la diaria travesía
Hoy es oda de homenaje a nuestro ‘Yaco’!
Llegaba hasta el pueblo, primera estación,
Y allí ‘Yaco’ atendía la vieja clientela
Con saludo alegre y a veces bribón;
Conquistas furtivas, a cuenta de gastos,
El rudo lechero ‘ligaba algún hueso
Honrando esa fama de paternidades’
Que tiene su acervo en la voz popular.
Y en el pago la cancha está lista…
El tordillo “Cachau” no sale a la pista
Y el rayero anuncia: ¡ha muerto Yaco!
San Benito, 30 de junio de 2018
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