ENTRETELONES DE UNA CONFABULACION
Nosotros, cuando estaba a pleno la campaña política en nuestra ciudad, habíamos insinuado lo que era “vox populi” en el ambiente oficialista. Se trataba de las intensas operaciones que se hicieron para evitar la proclamación de la candidatura del hijo de Vásquez para intendente de la ciudad.
En ese sentido, teníamos noticias que hasta el propio Urribarri estaba al tanto de las movidas que se hacían para consagrar a otro candidato a espaldas del ex intendente Ángel Vásquez.
El principal gestor era el propio asesor municipal Gilberto Delvecchio, quien aspiraba con ser ‘el elegido’, contando para ello con la bendición del poder provincial. ‘El Chuqui’ contaba con el apoyo de varios militantes locales, algunos de ellos con su pequeño peso específico propio, tal el caso del matabife Eduardo +6, el que se transformó en el ala derecha del abogado que urdía la desleal acción, aportando para ello la provisión de la vitualla jugosa, decenas de kilos de asado de ternera, que pagaba sin chistar ‘Doña Muni’, siempre tan generosa para estas cuestiones gastronómicas.
En los repetidos asados que se hacían (generalmente en la finca de Avenida Jorge Newbery casi Zanni que el municipio le construyó al eminente asesor legal) se afinaban los movimientos en pos de lograr el objetivo. Participaban unos cuantos militantes, entre los que se incluía también al radikaloide Dany Korona como ferviente seguidor de la iniciativa.
Pero fue este último el que la jugó de Judas y negoció la información precisa nada menos que con el propio Ángel Vásquez, en busca de un premio consuelo.
Cuando el ex intendente se enteró de los pormenores que se urdían entre mollejas y costillas, saltó, brincó, zapateó, puteó y juramentó la vendetta. Rápidamente desarticuló la confabulación, sin enrostrar directamente al responsable principal por aquello de ser ‘socios’ en muchas acciones ‘non sanctas’ que eran preferibles mantener ocultas. Pero se la juró, entre otros, a +6 (ya nos ocuparemos del tema), a Cachete y a otros que saben jugar de chupamedias y buchones.
“El vuelto” para Gilberto Delvecchio llegó a la hora de pasar por caja, cuando pretendió continuar cobrando el sueldito municipal de catorce lucas, que se sumaban a una cifra similar que viene cobrando desde hace años en el Senado entrerriano. El flamante intendente le pasó la factura y puso distancia por considerarlo muy peligroso cuando vio que se quería instalar como nexo entre la gestión municipal y la oficina del diputado Vásquez.
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