Comentamos el curioso método para designar los candidatos a diputados provinciales por parte de Urribarri y creímos que era una burla al sistema. Sin embargo en una lectura más fina se puede deducir que Urribarri quiso dar una muestra hacia afuera del compromiso de todos los candidatos con un proyecto, con un ‘modelo’ tomando la versión identifica a Cristina, dejando de lado las apetencias personales.
Ocurre que la lectura no es tan sencilla ya que muestra un triunfalismo peligroso faltando largos cuatro meses para las elecciones que pueden traer algunas convulsiones extemporáneas de la mano de situaciones inesperadas, como el ‘Caso Schoklender’ que podría explotar cerca del staf del gobierno nacional, con consecuencias desagradables en materia electoral dada la sensibilidad clásica argentina, que cambia de un momento para otro ante cualquier circunstancia.
Pueden suceder otros temblores inesperados de aquí a octubre, como escalada de precios, conflictos sectoriales, etc.
No deja de ser un riesgo el triunfalismo oficial, incluso si se confirma a un Urribarri como compañero de fórmula presidencial. ¿Puede tener la misma convocatoria Laurito que Urribarri?
Es un dilema.
Así y todo me quedo con los ‘papelitos’ antes que con el ‘dedo’ inquisitor de Busti que arma candidaturas a su antojo, dejando disconformidad a granel en su paso por las distintas localidades entrerrianas. Argucias a cara descubierta lo dejan mal parado al ex gobernador, que no engaña a nadie con sus curiosas encuestas, con la falta de tiempo para hacer internas, con acuerdos extrapartidarios representados por sellos, con las cabriolas para engañar a los pre candidatos presidenciales.
