sábado, 19 de noviembre de 2016

PERITARÁN UN CELULAR QUE PODRÍA SER DE KAHALIL GONZÁLEZ

HAY DOS SOSPECHOSOS SEÑALADOS
PODRÍAN HABER CONFUNDIDO 
EL DESTINATARIO DE UNA VENDETTA

Kahalil Yamil "Calí" González habría sido atacado cuando estaba dentro de una habitación que compartía en la ladrillería de calle Tibiletti. Tras recibir dos balazos, llegó al patio donde murió. 

El joven de 21 años cuyo cuerpo fue hallado el miércoles último en el patio de una ladrillería de Paraná, no habría sido atacado en el lugar donde fue encontrado el cadáver, sino dentro de una muy humilde pieza que compartía con otra persona de apellido Franco, dueño del lugar.
La presunción que hasta el momento tienen los investigadores es que alguien señaló a los que fueron a matarlo que el muchacho estaba allí, posiblemente descansando, tras haber tomado una cerveza.

Es posible que Yamil apenas lograra advertir que venían por sus cosas e intentara defenderse, pero dos disparos, uno de los cuales le atravesó el brazo izquierdo y le entró por la intercostal y el restante que entró por el pecho y le atravesó parte del corazón y pulmón, le habrían permitido salir trastabillando pocos metros hasta caer fuera de la casa, ya casi sin vida.

Dicen en la zona que Franco, quien le permitía quedarse allí luego de la jornada de trabajo, se había ido a mirar el partido en el que jugaba la selección argentina junto a dos conocidos que viven a un par de cuadras. Antes de que comenzara el juego, junto a González habían comprado unas cervezas, pero luego se separaron sus rumbos, ya que González no tendría buenas migas con los dos hermanos con los que Franco se fue a mirar el partido. Había algunos motivos que justificaban el distanciamiento y según algunos allegados era el supuesto apoderamiento de una bicicleta que había desaparecido y que sospechaban de que González la había tomado.

Conocedor de este encono, González se fue a la casa de la ladrillería y se quedó tomando la cerveza que se llevó en una botella plástica. Sus bienes en ese lugar, un teléfono celular y su billetera, en la que había guardado poco más de 700 pesos que había cobrado esa tarde por cortar ladrillos para hornear.
González estaba solo en ese lugar y con la puerta abierta. Quienes irrumpieron, lo hicieron decididos, quizá a sabiendas de que Franco no estaba. Se supone, por las lesiones en el cuerpo que González fue atacado primero a golpes y que se defendió y lo golpearon al menos entre dos y finalmente uno de ellos le propinó dos disparos que fueron letales. Del lugar faltó la billetera y el teléfono celular y a él se lo encontró muerto, recién al otro día, debajo de un árbol, a pocos metros de la habitación a la que nunca regresó aquella noche.

Alguien vio, a la distancia y en las penumbras, a dos personas alejarse caminando, poco después de escucharse disparos y los identificó como gente de la zona, a los que a través de indicios, la Policía pudo ubicar en las últimas horas.

Tras un allanamiento, entre otras cosas se pudo ubicar un celular que, por las características descriptas por otros testigos, se asemejaría al que usaba la víctima. Ese celular fue enviado ayer al laboratorio de Inteligencia Criminal para ser analizado y detectar si era o no el de González.
El resultado de esa pericia sería determinante para pensar que las hipótesis investigativas estuvieron bien orientadas o si hay que empezar de nuevo y buscar nuevas pistas.

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