lunes, 6 de julio de 2015

LEO TOVAR, EL LLANERO SOLITARIO, VA A REZAR A TRIBUNALES

...Y ES CIERTO...
SE LA JUEGA POR DEFENDER SU CREENCIA!
Leonardo Javier Tovar, 42 años, sacerdote desde 2002, tiene un puñado de asuntos en claro: que la vida religiosa es lo que eligió a conciencia, que las injusticias le hacen hervir la sangre y que está dispuesto a defender sus ideas aún a riesgo de enfrentarse con sus colegas sacerdotes, con su obispo y con casi toda la cúpula de la Iglesia de Paraná.
Ahora está en la Parroquia San Benito Abad: está solo. Por alguna razón, las autoridades eclesiásticas no se han molestado en nombrarle un vicario –otro sacerdote que lo auxilie en las tareas pastorales—  y hacia el interior de la curia su nombre no cae nada bien. No le molesta demasiado el tema. A muchos les da de beber de su propia medicina, y casi no asiste a los encuentros del clero a no ser que resulte extremadamente necesario.
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Antes había sido su cruzada contra la “mafia” de los médicos en Villaguay, que lo llevó a enfrentarse con las corporaciones de profesionales de esa ciudad en defensa del hospital público; ahora, es el caso del cura abusador Justo José Ilarraz. Tovar pide dos cosas para Ilarraz: que lo echen de la Iglesia y que se lo juzgue como a cualquier mortal.
En eso ha puesto el cuerpo, y de la trifulca ha salido roto, muy roto, pero sigue, porfía.
No se calla Tovar.
Es como un Llanero Solitario con sotana.
Dice que él cuando se ordenó cura prometió obediencia al obispo, pero que esa obediencia no es ciega. “Nosotros tenemos promesas de obediencia, pero nunca la obediencia llega a aceptar una falsa doctrina, ni a concurrir en delito”, dice Tovar.
Ni obediencia ciega a la jerarquía ni condescendencia con sus colegas curas.
No se calla Tovar, el Llanero Solitario.
Se sacude el alba, se acomoda el clerigman, y dice: “Muchos hermanos míos sacerdotes no están diciendo la verdad. Si no vas a decir la verdad, es preferible hacer silencio”.
Habla, claro, del caso Ilarraz.
Hace pocos días colgó en la página de Facebook de la Parroquia San Benito Abad una nota con este título: “Hubo un encubrimiento de la Iglesia en la causa Ilarraz”.
No teme incomodar a los otros curas, a su obispo, a la cúpula de la Iglesia, a la jueza que investiga la causa Ilarraz, al abogado que defiende a Ilarraz, al supremo de la Justicia que votó por la prescripción de la causa Ilarraz.
Tiene una lengua filosa, y montaraz, y guerrera.
Pero no  se olvida que es un hombre de Dios, un cura ordenado para hablar del Evangelio, y entonces este martes se vestirá de cura, y se parará frente a Tribunales, y desde Tribunales empezará dos horas de oración: va a rezar por la justicia, para que haya consuelo para las víctimas del cura Ilarraz, para que la jueza no postergue ni un día más la resolución de la situación procesal de Ilarraz, para que la magistrada lo procese, y no aplace todo hasta después de la feria judicial de invierno.
Ahí va a estar el cura Tovar, el Llanero Solitario, frente a Tribunales, rezando, este martes, entre las 13 y las 15.
Convoca a todos, a muchos, a los que quieran estar, a los que quieran ir, a los que quieran rezar, a los que busquen justicia, a los que no les dé lo mismo hablar que callar.
“Si tengo que estar solo rezando, voy a estar solo”, dice el Llanero Solitario.
Ricardo Leguizamón

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