domingo, 7 de junio de 2015

¿EL PAPA DEL FRENTE PARA LA VICTORIA?

"EL NONO JORGE MARIO" EN LA CHIQUITA...
 Tribuna de Opinión
por ANIBAL GONZÁLEZ COMAS

SAN LORENZO Y LA CÁMPORA...
DEBILIDADES MUNDANAS QUE 
CONTRASTAN CON AQUELLO DE:
“DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR...
Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS”...
En horas nuestra señora presidenta Cristina será recibida en una audiencia - sospechada de ser utilizada como ‘de campaña’ para hacer las tomas necesarias que adornarán la propaganda estática del Frente para la Victoria - nada menos que por el Papa Francisco en el Vaticano, en una actitud muy difícil de interpretar.
Ocurre que no es nueva esta operación para posicionarse en el primer plano para los diarios del lunes que consumen aquellos de "la popular" que quieren ver lo mejor de sus equipos de fútbol favoritos, entre otras cosas.
"La Biblia y el calefón" de Enrique Santos Discépolo dejó de ser el simple verso lunfardo del suburbio porteño de 1935 para colocarse en el pedestal de las profecías para el futuro Siglo XXI:
"Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto al calefón"...
Y las explicaciones del caso arrecian, aportando un poco más de confusión; no convence aquello de que es “un estado que está obligado a recibir al jefe de otro estado”, ya que le podrían haber fijado la audiencia para el 26 de octubre – por ejemplo: con el resultado electoral en la mano - … no convence porque Cristina Fernández ha sido una manifiesta enemiga de la iglesia católica y porque sus diarias expresiones rozan más bien con los dogmas y doctrinas de los librepensadores masónicos plagados de ‘relato’, que de conceptos que se tiñan con un mínimo de espiritualidad, de humildad, de reconocimiento de los errores cometidos.
Es así que los pobladores del tortuoso valle de lágrimas mundanal estamos observando perplejos este hecho que dejó de ser – por lo repetitivo – una trampita piadosa, para transformarse en un acto programado, en una situación cuasi provocadora para nuestras íntimas convicciones.
Nadie dejará de ser creyente por esto, claro está, pero incita a comenzar a desconfiar de esa estructura de contención religiosa que siempre termina de cerrar el tiempo de la discusión y revisión interna, con la 'letra encíclica de la infalibilidad'.

Hasta hoy admiraba al papa ‘argentino’ preocupado por contribuir con la paz en el mundo y por dar ejemplos que nos acerquen a Dios; hacia adelante lo tendré que observar como un referente universal que entremezcla su representatividad religiosa para influenciar en el debate interno del pueblo argentino que tendrá que decidir ‘el color’ del calefón en las próximas elecciones.

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