sábado, 1 de noviembre de 2014

EL CURA QUE MALDIJO SAN BENITO POR CIEN AÑOS

La historia vuelve a repetirse!!!!

LA HISTORIA POPULAR SIEMPRE 
RECORDÓ ESTE HECHO SINGULAR
- Nos maldijeron por cien años...ya pasaron.... ¡basta viejo don Pedro... mirá el almanaque!!!!
Nuestra localidad tuvo en sus 135 años de vida, a partir de los primeros friulanos que poblaron nuestra Colonia 3 de Febrero - verdadero nombre de la ciudad – muchos hechos lamentables, con dramas de distinto tipo que en muchísimas ocasiones consternaron a la población.
No creemos en aquello de “pueblo chico … infierno grande”.
Al infierno lo creamos nosotros mismos.
La sucesión tantos acontecimientos lamentables es atribuida por muchos de la antigua colonia por una maldición que habrá proferido hace más de cien años el cura Tossolini.
“Hay una versión oral acerca de un cura que por fines de 1912 maldijo a los pobladores de la pequeña localidad de San Benito debido a una supuesta acción discriminatoria que se habría dado contra su persona.
Esta narración debe tomarse con el cuidado que el caso requiere y es importante destacar que no queremos herir la susceptibilidad de nadie porque somos respetuosos de las creencias religiosas; pero ocurre que a través del tiempo nuestros parroquianos han ido transmitiendo la versión oral de una maldición que reflotaba cada vez que ocurría alguna desgracia o se presentaba alguna seria dificultad.
Quiero insistir que la versión de la maldición a San Benito  nace de la voz popular transmitida a través del tiempo.
Un día gris y ventoso como el de hoy se presta para recordar viejos tiempos, cuando se echaban los cimientos hasta que llegara un Juan de Garay y Vásquez a fundar nuestra ciudad.
En el afán de ubicar el hecho de marras en el contexto histórico de ese tiempo hago referencia a lo que se relacionaba con la parroquia y que está documentado en el archivo correspondiente.  
En julio de 1910, el cura Misael Vizcarra fue reemplazado por el Pbro. Pedro D. Tossolini,  quien estuvo en la parroquia hasta 1913, habiendo sido reemplazado en marzo de ese año por el cura Pedro Alumni, quién duró en la iglesia hasta 1935 en que llegó el padre Peralta.

La misión pastoral del cura Pedro Tossolini fue relativamente corta, en relación a los demás curas que se sucedieron a lo largo de más ciento treinta años. Su actuación fue muy controversial y a veces lindante con la insensatez, la que terminó con una seria enfermedad.
Mucho se ha dicho en el boca a boca de los parroquianos de la vieja “Colonia 3 de Febrero” de una maldición existente sobre el pueblo de San Benito que habría realizado este cura friulano.
Pero es interesante hacer primero, antes de ir al hecho en sí que se menciona en la historia popular como la que originó la mentada maldición, hacer una breve reseña de la actuación de este cura en los tres años en que actuó al frente de esta iglesia parroquial de nuestra ciudad.
Acompañando la gestión del cura Tossolini, el 14 de octubre de 1910 fue informado el Obispo de la elección, por mayoría de votos, de la Comisión Por Templo de la Parroquia de San Benito, que quedó constituida de la siguiente manera: Juan Bautista Valentinuz, José Bizai, Ángel Bressán, Fulgencio Fontana, Pedro Gabás, Eusebio Milocco, José Michelín, Francisco Dubrunfaut, Pedro Fontana y Alberto Lódolo; esta comisión tenía a su cargo el avance de la obra de construcción del templo, que estaba en el proceso de ampliación.
    Al acercarse la fiesta de Corpus Cristi, el 20 de mayo de 1911, Tossolini se dirigió al Obispo solicitando permiso para fundar la Cofradía del Santísimo Sacramento, “deseoso de que se celebre con el mayor esplendor posible la santísima procesión, siendo conveniente y decoroso que una guardia noble cerque el Eucarístico Sacramento. El Obispo Monseñor Abel Bazán y Bustos, hizo lugar a este pedido y el 12 de junio de 1911 fue erigida canónicamente la Cofradía del Santísimo Sacramento y se aprobaron sus estatutos sujetos a la “dirección de Jesús Eucarístico”.
Haciendo honor a lo que parece ser una tradición local, durante el año 1911 habían sucedido serios problemas entre la comunidad sanbenitense, controversias que se rescatan de una misiva que el boticario y famoso sanador Stellio Vatta dirigió al Obispo el 25 de julio desde San Benito:
“A S.S. Ilustrísima El Señor Obispo del Paraná. Excelentísimo Señor.
No pudiendo cumplir con mi deber y tener el grande placer de dar el vale de despedida a V.E. por mis obligaciones, aún mi escasa oratoria no satisfacerá seguramente a la cultura de tan Respetable Personaje, ruego V.E. me conceda desahogar en esta mi humilde, los sentimientos de mi sincero corazón, haciendo votos para la salud y prosperidad de nuestro Excelentísimo Señor Obispo, y para la grandeza de la Sublime Religión Católica.
Conocedor, Excelencia, de todos estos corazones, por los tantos años de estadía en esta, y intérprete de las impresiones favorables y de respeto de esta entera Colonia Católica hacia el Ilustre Pastor; en nombre de todos debo expresar los sentimientos de gratitud al Excelentísimo Señor Obispo, por la honra y beneficios que nos ha proporcionado V.E. con su visita pastoral; y como no puede subsistir moral ni virtud sin la Religión, esa virtud moral que todo comprende lo que de noble encierra el corazón humano; fidentes somos de que la presencia de V.E. entre nosotros es el faro luminoso que con sus fulgurosos radios nos preservará de los peligros de las humanas pasiones; y la bienvenida de V.E. “preciosa anuncia de concordia”, el sello final que aún faltaba para confirmar la noble y tan aspirada paz entre nosotros, después de tantas discordias, que tan solo angustias, sinsabores y regreso nos acarrearan.
Desahogado  mi corazón, me es honroso despedirme con el mayor respeto de V.E. Ilustrísima, haciendo votos para que Dios Todopoderoso conceda a V.E. fuerza y largos años de vida.
De V.E. Ilma. el humilde servidor. STELLIO VATTA”.  Este es un indicio de los problemas que se daban por entonces en San Benito, y que no hace más que confirmar que hay una pulida tradición al respecto.
El cura Tossolini puso mucho énfasis en su misión pastoral para poner en funcionamiento varias Cofradías. Además de la C. del S. Sacramento, el 6 de octubre de 1911 solicitó al Obispo la erección canónica de la Congregación de las Hijas de María  y cuatro días más tarde se dirigía al Obispo en estos términos: “Excelencia Ilma. y Rvma. En esta Iglesia Parroquial de San Benito, hace como unos quince años, existe la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen; pero en este archivo no se encuentra documento ninguno que compruebe la erección canónica de dicha Cofradía.
Ruego por tanto V.E. Rvma. se digne erigir canónicamente la ya existente Cofradía.
Es gracia ex. PEDRO TOSSOLINI. Cura Vio”.
Las controversias de los feligreses con el cura Tossolini se agudizaron durante el año 1912 y se agregó a la lista de los reclamos don Agustín Borgobello, quién fue el encargado de comenzar la construcción de la segunda etapa de la Iglesia, es decir de la ampliación de la capilla original que llegaba hasta los altares laterales de la misma, hasta su estado actual, excepto la torre del campanario. El 2 de octubre de 1912 Agustín Borgobello se vio obligado de dirigirse en queja al Obispo porque en San Benito se le adeudaban aún 700 pesos de la mencionada construcción, posiblemente de la gestión del cura Misael Vizcarra y el cura Tossolini se desentendía de dicha deuda porque no había sido contraído por él (me trae a la memoria un tal 'Nisio' Acosta). Borgobello, reconocido constructor de Paraná por aquellos tiempos,  acusó en esa misiva a Tossolini por haber atendido muy mal a su hijo que le había ido a cobrar y salió acusándolo a él de “embrollón, sinvergüenza, estafador, etc.”, manifestando finalmente que él solo quería cobrar lo que era suyo.
En diciembre de 1912 el Pbro. Oreste Scaravelli reemplazó a Tossolini quién se encontraba enfermo, aunque éste permaneció en la parroquia, lo que ocasionó otro gran conflicto, en el que nuevamente tuvo intervención Stellio Vatta. Este se dirigió al Obispo mediante una misiva, manifestándose a favor de la gestión del cura Scaravelli y acusando a Tossolini de “estar mal de la cabeza”. En el fuerte enfrentamiento entre estos curas se aprecia la intervención de S. Vatta, boticario y miembro activo del Partido Autonomista Nacional, que también tenía influencia en el obispado, por lo que se rescata de las notas que dirigía directamente al Obispo Abel Bazán y Bustos.
Nuevamente, el 9 de enero de 1913, Stellio Vatta se dirigió por nota al Obispo, haciéndole mención que estaba al corriente de las desobediencias cometidas por dicho sacerdote, Tossolini, por sus notas anteriores y que “las voces que corren urbis et orbis y que por suerte no llegaron aún a oídos del enfermo serían seguramente la guadaña que troncharía su existencia”.
Dos días antes, el 7 de enero, el Obispo había enviado al Pbro. Bonifacio Fernández, cura agustino para reemplazar por unos días a Tossolini y éste le envió una nota al Obispo reconociendo la labor de este presbítero y acusando de “sinvergüenza y mal educado” al cura Scaravelli. El 12 de enero el Pbro Oreste Scaravelli se dirigió al Obispo con una misiva escrita en idioma italiano acusando por múltiples razones al cura Tossolini, hasta por el dinero que adeudaba.
El Pbro. Pedro Tossolini no se quedó atrás y también se dirigió al Obispo el 14 de enero de 1913, desacreditando a su reemplazante porque los “consejeros del Scaravelli son tres o cuatro gatos de este Centro. Scaravelli los tiene como íntimos amigos mientras el pobre no se dio cuenta todavía que estos tres o cuatro pícaros ya comenzaron a hablar mal de él porque es un pobre ignorante, sinvergüenza,  mal educado, etc.”; la pelea fundamental era por la recaudación producto de las misas y de otros oficios religiosos. También se quejó de que se le escondían los sagrados vasos para que no pueda dar misas y que Scaravelli se instalaba en la plaza parroquial para juntar el dinero de los colonos, que ofrecían las misas; además se descargó finalmente diciendo que “Scaravelli sale a cada rato visitando las familias, los almacenes, las fondas del Centro y se queda en las casas poco ejemplares hasta las nueve y diez de la noche. Esto para mí es un verdadero escándalo. Los cuatro Pícaros ya hablan mal de Scaravelli diciendo que ama la conversación con las mujeres, especialmente de las  muchachas”.
Finalizando el mes de enero el Pbro Tossolini, enfermo, se dirigió de nuevo al Obispo A. Bazán y Bustos: “ ...pobres mis friulanos y comprovinciales...jamás se esperaban tan repentinamente la salida definitiva de la Parroquia del pobre y desgraciado Tossolini, salida determinada por las exageraciones y verdaderas calumnias de un orgulloso, vendido y sinvergüenza de comisario (Malcadel) Cabrera que no tiene sol en su pobre, muy pobre cabeza...”.
 Esta es la documental que se puede rescatar de la comentada maldición.
Resulta que el comisario de Distrito Sauce Malcadel Cabrera (por entonces la comisaría funcionaba en el terreno que actualmente construye Quindt en San Martín al sur, frente al barrio Jardines),  habría acusado al cura Tossolini de tomarse una gran borrachera en la casa de David (h) Buttus; en este controvertido caso no debe descartarse la influencia que podría haber tenido Stellio Vatta en el asunto.
De acuerdo a la versión oral de los hechos mencionados, al parecer el asunto de la borrachera entre David Tórtul y el cura Tossolini, para algunos tuvo aristas de celada, para otros de traición, algo así como que le “tendieron una cama”, por cuanto, algunos parroquianos se habrían enterado de una relación privada que mantenían estas dos personas, a quienes se difamaba, por decir, aunque es imposible una certeza a tanta distancia en el tiempo. A raíz de la borrachera del representante de la iglesia se habrían apersonado varios parroquianos y los lagaron semi desnudos en el chiquero de los ‘chanchos’.
Por este motivo, el cura  habría pronunciado en público y desde la iglesia en un oficio religioso una maldición para la pequeña localidad por cien años.
Todo era convulsión en San Benito. El 12 de marzo de 1913 llegó a San Benito el Pbro. J. Zaninetti para estudiar la situación que se planteaba y elevar un informe al Obispo. De su informe surgió que el Pbro. Oreste Scaravelli no podía ingresar a la casa parroquial porque Tossolini no la desocupaba, “me dice la mujer que está aquí que no pudieron allar un peón que los ayudare; ha ida a pasar la noche a casa de Davide (David Buttus). El cochero que lo llevó dijo que ni Davide ni los demás de la casa quisieron recibirle y que lo reprendieron a él por haberlo conducido...Scaravelli encontrará un fuerte obstáculo. Lo han desprestigiado por completo y su estadía en pueblo daría lugar a que siguiera su propaganda hostil, la que será secundada por un grupo no despreciable, que está esperando el nombramiento de (Pbro.)Zatti”.
El cura Tossolini recién abandonó la casa parroquial el 10 de junio de 1913 y trasladó sus pocos muebles al Hospital de la Caridad.

Como decimos, es algo muy difícil de ratificar a la distancia, pero los más viejos siempre nos fueron asegurando de la existencia de aquella maldición que terminó en el pasado año....


¡sería muy lindo que alguno pirinche al cielo para avisarle al cura don Pedro que los cien años ya pasaron.... POR FAVOOOOORRRRRRR!

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