En
estos días se ha rumoreado mucho acerca de la posibilidad de fraguar un
expediente donde se pueda armar una estrategia de habilitación para el mega
evento frustrado que quedó expuesto ante la opinión pública provincial gracias
a la acción decidida de SAN BENITO AHORA.
La
tarea de falsificar es compleja cuando se trata de un expediente público,
máxime cuando no todos los actores o partícipes necesarios conocen en
profundidad de lo que se trata en realidad. Muchos conocen una versión parcial
de los hechos y a veces en el afán de ayudar a quienes los gobiernan o los
ayudan con aportes o beneficios extras no saben dónde termina el acomodo de los
tantos para que todo parezca dentro de la ley.
En
nuestra municipalidad, para fraguar un expediente es necesaria la participación
de muchas personas, ninguna de ellas que esté desconociendo de lo que se trata
porque los hechos son de público conocimiento.
Cualquier
solicitud toma forma de expediente y se inicia en Mesa de Entradas donde lleva un orden correlativo fecha por fecha en un Libro foliado, por lo cual
para hacer ingresar una nota con fecha anterior es necesario adulterar el
mismo; hay dos posibles formas, por lo menos: una sería hacer desaparecer una
nota cualquiera que hay ingresado con anterioridad, utilizar ‘liquid paper’ y
sobre escribir en el renglón la nota de marras y la otra sería la de ingresarla
“entre renglones” aduciendo que hubo un “olvido involuntario”… “se me chispoteó”…
y otras santas excusas.
En
este caso hay por lo menos tres personas que toman conocimiento del ilícito.
La
nota comienza su calvario oficial desembarcando en la Caja de Recaudación
Municipal, dependiente de la Tesorería, donde un cajero deberá registrar el
pago de la tasa correspondiente con un ticket que va impreso en la misma cuyos
números son correlativos y llevan hora y fecha, estando incorporados al sistema
informático municipal. En esa área al menos otras tres personas deberían estar
en conocimiento para que se produzca la acción fraudulenta.
Pero
como es imposible hacer esta operación desde la Caja Municipal se requiere la
participación de un analista para engañar el sistema informático sin
dejar rastros comprometedores que otros expertos pudieran detectar en el futuro, algo muy
comprometedor porque los expertos en la materia no sobran y porque configura una
grave falta penada independientemente por la ley.
Una
vez sorteado este difícil escollo, el expediente debe iniciar una ronda similar
a una mateada colectiva con la consigna “chupe y pase”; la parte de rentas
debe actuar y determinar las tasas que corresponden, sea la propia de la
actividad comercial a desarrollar, las obligaciones antes de inscribirla, la
determinación, sellado o troquelado municipal de las entradas oficiales que se venderán para el tributo del 10%
que corresponde, las actividades a desarrollar si requieren de otros tributos, registro en el municipio de terceros involucrados (por ejemplo si las barras serán explotados por terceros), la libreta sanitaria de cada uno de los que trabajen en atención al público,
inscripción en AFIP y Rentas de Entre Ríos de la sociedad, certificados de buena conducta, etc.
También
debe actuar la Tesorería, en los controles anteriores.
Debe
emitir dictamen la parte técnica de obras y servicios públicos, con la firma de
profesionales responsables, tanto en los que respecta a la factibilidad técnica
como al encuadre en las ordenanzas vigentes, sobre los panos presentados por los organizadores donde consten cuestiones elementales.
Todo
ello debe ser ratificado por la jefa el área Contable, Obras y Servicios
Municipal.
El
área de Inspección y Tránsito debe
emitir dictamen, opinando acerca de la factibilidad de acuerdo a las leyes
vigentes y la posibilidad concreta del área a su cargo de contar con personal suficiente
para afrontar el control en caso de autorizarse finalmente lo solicitado.
Finalmente
la actuación de la Jueza de Faltas que debe observar cualquier irregularidad si
hubiese alguna denuncia respecto a lo que se intenta realizar, la firma del
intendente y del secretario de gobierno, coronan un expediente que puede
parecer muy bonito pero que debe ser legítimo mirándolo desde todos los
ángulos.
Demás está decir que hya dos empleados municipales que se suman a esta troupe que son los asesores jurídicos que, ni pensar, pudieran haber influido de cualquier manera posible a alguien en particular.
Demás está decir que hya dos empleados municipales que se suman a esta troupe que son los asesores jurídicos que, ni pensar, pudieran haber influido de cualquier manera posible a alguien en particular.
En el controvertido “Caso Garden”, un expediente falsificado se agregaría a la causa como un anexo, o como parte integrante de un todo que va mucho más allá de una simple autorización fraguada.
Hasta
aquí ya hay certezas innegables que aclaran el panorama futuro. El caso está
denunciado ante la justicia penal. Allí se resolverá la cuestión para lo que
cada cual asumirá su defensa como corresponde; ya hemos publicado que la jueza
de faltas, en principio, fue denunciada por lo que se interpreta como falta a
sus deberes como funcionario público, como también el intendente por la misma
causa, al que se le suma la posibilidad de haber formado una asociación
ilícita.
Para
los municipales no termina todo en la nota mencionada al principio, sino que el
ingreso de facturas por pagos determinados podrían significar la apertura de
una causa paralela, por compras que resultasen – al menos – sospechosas en los
últimos tiempos y que no hayan sido observadas como corresponde.
Pesa
como espada de Damócles la posibilidad de un tercera denuncia por “estafa” que,
si no se conoce de forma perentoria la disposición a devolver el dinero de las
entradas, se produciría en las próximas horas.
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