OBRAS SOCIALES EN MANOS DE GREMIALISTAS

SOMOS EL ÚNICO PAÍS DEL MUNDO

CON ESTE SISTEMA ANACRÓNICO

EL BOVRILENSE AUGUSTO TIMOTEO VANDOR 

HIZO UN ACUERDO CON JUAN CARLOS ONGANÍA.

Aunque parezca mentira, los argentinos somos los únicos que permitimos que las obras sociales sean administradas por los gremios.

Éramos dos, pero Israel  hace poco tiempo decidió quitar la administración a los gremialistas y la puso en manos de un Instituto Nacional de Seguro Social. Allí cada habitante tiene derecho a elegir libremente entre las cuatro ofertas de obra social existentes (cupot jolim). En el caso de los empleados cada patrón deduce el monto del aporte y lo deposita al Instituto N. de S. Social. Los desempleados y los independientes deben pagar por su cuenta la cuota que les corresponde.

En Argentina todavía estamos cautivos de un poder sindical totalmente corrupto, salvo rarísimas excepciones y nuestras obras sociales tienen tantas ofertas como sindicatos existen.

Es  bueno recordar el origen de esta situación; para ello hay que retrotraerse a los tiempos de Juan Carlos Onganía, cuando presidió el país de 1966 a 1970. Entonces, hubo un sindicalista de la U.O.M. Augusto Timoteo Vandor, que manejaba el poder sindical por entonces, quien  negoció con Onganía un virtual apoyo a cambio del manejo de las obras sociales, concretado recién  a partir de la Ley 18.610 de 1970 que universalizó las Obras Sociales en nuestro país, tiempo después que el gremialista había sido asesinado el 30 de junio de1969.

Augusto Timoteo Vandor era paisano nuestro, había nacido en 1923 en Bovril, Dto.La Paz,  pero sus abuelos, suizos franceses (con ancestros holandeses)  habían poblado la Colonia Nueva de Villa Urquiza a su llegada a Entre Ríos por 1877.

La Ley sancionada por Onganía puso el cepo definitivo al sistema de salud de los asalariados, convirtiendo desde entonces  a los Secretarios Generales de los gremios en empresarios de la salud. Semejante caudal de dinero que cae automáticamente a las cajas gremiales han transformado a los gremios en feudos poderosos y a sus dirigentes en ricos burgueses de la noche a la mañana.