domingo, 7 de noviembre de 2010

CASO FERNANDA. HÍBRIDOS COMENTARIOS DE DANIEL ENZ

DANIEL ENZ SE REITERA EN CARGAR LA TINTA CON MIGUEL LENCINA Y NADIE MÁS....
DE ANALISIS DIGITAL:
Coletazos de un invento más en torno a Fernanda
Los errores informativos y el juego perverso con el dolor
A varios integrantes de la familia Aguirre hacía ya mucho tiempo que no se les dibujaba una sonrisa. “Es verdad, es parecida; fijate las cejas”, dijo una familiar directa de Fernanda Aguirre, la joven secuestrada en San Benito en julio de 2004. De repente, de la nada, la irresponsable información en torno a la supuesta aparición de la chica en un prostíbulo de Valencia (España) –a más de seis años de su desaparición-, irradiada más irresponsablemente por demasiados medios entrerrianos, generó eso: la ilusión, la expectativa, un “volver a vivir”, en esos golpeados integrantes de la familia Aguirre. Pero quedó claro que los que difundieron esa información nunca se preguntaron por lo que podía pasar en el corazón, en el alma, en el cuerpo de varios de esos familiares de Fernanda. D. E.
(de ANALISIS DIGITAL)
Había que pensar algunos instantes solamente. Leer en detalle la información publicada en un sitio porteño y analizarla. Era suficiente, pero se optó por solamente difundirla. Ni siquiera tomaron en cuenta -esos colegas-, que la información comenzó a tener relevancia cuando lo publicaron los medios entrerrianos, no antes. Los datos de la noticia eran un absurdo. Se hablaba de un supuesto “gendarme” que había trabajado en el caso, cuando esa fuerza no tuvo ninguna participación en la investigación.
Tampoco se tuvo en cuenta que las conclusiones en el juicio oral y público, en el que terminó condenada Mirta Cháves -concubina del ahorcado Miguel Angel Lencina, quien secuestrara la chica- fueron contundentes: nunca hubo siquiera un elemento que indicara que la joven hubiera sido colocada en una red de prostitución. Esa hipótesis que siempre trató de instalar un sector policial por orden del entonces jefe Ernesto Geuna, fue solo un ardid para desviar la investigación y sacar el tema de la de la capital entrerriana.
Lencina era un individuo imprevisible, no salía de la cárcel desde hacía más de diez años -después de dos crímenes seguidos cometidos-, no tenía contactos prácticamente con banda alguna (de hecho, casi todas las veces que salía con licencia sociolaboral se iba con su mujer a la localidad santafesina de San Martín de las Escobas, a más de 200 km de Paraná) y por ende no tenía lógica una “entrega” de la joven a una supuesta red de prostitución donde no se dejan demasiadas cosas libradas al azar y menos en manos de una persona que podía generarle innumerables dolores de cabeza. Además, ninguno recordó que las zapatillas de Fernanda aparecieron, regaladas por Lencina, a una amiga de su mujer de San Martín de las Escobas. ¿Cuál era la lógica de entregar a una chica a una red de prostitución sin las zapatillas, en pleno invierno?
Se optó por colocar en la web, en el papel -porque hubo diarios entrerrianos, santafesinos y porteños que también tomaron el tema- una información sin piés ni cabeza, sin más que un dato suelto de un irresponsable uniformado y no pensar un instante. Sin medir las consecuencias. Sin importar que más allá de años, de muertes dolorosas -como la de María Inés Cabrol, madre de Fernanda, fallecida este año-, las ilusiones, la esperanza, siempre están en cada rincón de esa casa humilde de San Benito. Se jugó perversamente con ese dolor y no era necesario profundizar la angustia.

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